Nuevo enfoque contra el hígado graso
HHU / Sydney Balkenhol
En concreto, la "SLD asociada a disfunción metabólica" (MASLD, por sus siglas en inglés) puede desarrollarse debido a factores adversos relacionados con el estilo de vida, como una dieta hipercalórica y poco ejercicio. Afecta ya a un tercio de la población mundial. Al principio, la MASLD no tiene efectos patológicos, pero puede convertirse en una inflamación del hígado. A largo plazo, puede provocar cirrosis hepática, insuficiencia hepática o incluso cáncer de hígado. No existe ningún procedimiento sustitutivo que pueda hacerse cargo de la función del hígado a largo plazo, como la diálisis para la insuficiencia renal. Los afectados corren un alto riesgo y sólo pueden curarse con un trasplante de hígado.
Además, las personas con MASLD tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes mellitus de tipo 2 o de morir por enfermedades cardiovasculares. La obesidad favorece la MASLD, pero no todas las personas obesas están afectadas. Y a la inversa, las personas delgadas también pueden desarrollar la enfermedad.
Las causas moleculares del desarrollo de la MASLD no se conocen del todo. Un equipo de investigadores de la HHU, el DDZ (Centro Leibniz para la Investigación de la Diabetes de la HHU), el Hospital Universitario de Düsseldorf (UKD) y el Forschungszentrum Jülich (FZJ) ha descubierto ahora un aspecto importante que explica cómo se desarrolla la MASLD.
El papel principal lo desempeñan las ventanas (en latín: fenestrae) de las células endoteliales de los vasos sanguíneos, a través de las cuales se intercambian sustancias entre las células hepáticas y la sangre. El hígado utiliza estas diminutas ventanas para liberar el exceso de partículas de grasa al tejido adiposo a través del torrente sanguíneo. Los investigadores descubrieron que estas ventanas se cierran mediante un mecanismo en el que desempeña un papel central la molécula de señalización SEMA3A (semaforina-3A). Esta molécula se produce en los vasos sanguíneos cuando están excesivamente expuestos al ácido graso saturado "ácido palmítico".
Sydney Balkenhol, del Instituto de Fisiología Metabólica de la HHU y el DDZ, primer autor del estudio que ahora se publica en Nature Cardiovascular Research, señala un descubrimiento realizado por el equipo mediante microscopía electrónica de barrido: Las "ventanas" de los vasos sanguíneos más pequeños del hígado también estaban cerradas en los ratones con hígado graso y diabetes mellitus de tipo 2.
El Dr. Daniel Eberhard, el otro primer autor, añade: "También pudimos invertir el efecto. Inhibiendo la molécula de señalización, pudimos desengrasar el hígado y así mejorar de nuevo su función".
El Dr. Eckhard Lammert, catedrático y director del Instituto de Fisiología Metabólica de la HHU y del Instituto de Biología Vascular y de las Células de los Islotes del DDZ, espera que los descubrimientos conduzcan también a un enfoque terapéutico para humanos a largo plazo: "Tal vez sea posible utilizar la molécula de señalización SEMA3A que hemos identificado para prevenir el MASLD y sus consecuencias en una fase temprana. Sin embargo, primero tenemos que investigar en detalle los procesos en humanos".
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Publicación original
Daniel Eberhard, Sydney Balkenhol, Andrea Köster, Paula Follert, Eric Upschulte, Philipp Ostermann, Philip Kirschner, Celina Uhlemeyer, Iannis Charnay, Christina Preuss, Sandra Trenkamp, Bengt-Frederik Belgardt, Timo Dickscheid, Irene Esposito, Michael Roden, Eckhard Lammert; "Semaphorin-3A regulates liver sinusoidal endothelial cell porosity and promotes hepatic steatosis"; Nature Cardiovascular Research, 2024-6-14