Las sociedades industriales pierden microbios intestinales sanos

Come más fibra

20.03.2024
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Todo el mundo sabe que la fibra es saludable y una parte importante de nuestra dieta diaria. Pero, ¿qué es la fibra y por qué es saludable? La fibra es celulosa, la materia fibrosa de la que están hechas las plantas. Las hojas, los tallos, las raíces, los tallos y los troncos de los árboles (madera) están hechos de celulosa. La forma más pura de celulosa son las fibras largas y blancas del algodón. La fibra alimentaria procede de las verduras o de los productos integrales. ¿Por qué es saludable la fibra? La fibra ayuda a mantener nuestra flora intestinal (los científicos la llaman microbioma intestinal) feliz y equilibrada. La fibra sirve como punto de partida de una cadena alimentaria natural. Comienza con las bacterias que pueden digerir la celulosa, proporcionando al resto de nuestro microbioma una dieta equilibrada. Pero nuestros hábitos alimentarios en las sociedades industrializadas distan mucho de los de los antiguos humanos.

Al parecer, esto está afectando a nuestra flora intestinal, ya que las bacterias que degradan la celulosa, descubiertas recientemente, se están perdiendo del microbioma intestinal humano, especialmente en las sociedades industrializadas, según un nuevo informe publicado en Science. El estudio procede del equipo del profesor Itzhak Mizrahi, de la Universidad Ben-Gurion (BGU) del Negev, en Israel, con el apoyo del Instituto Weizmann de Ciencias de Rehovot y colaboradores internacionales de EE.UU. y Europa.

"A lo largo de la evolución humana, la fibra ha sido siempre un pilar de la dieta humana", explica la investigadora principal, Sarah Moraïs, de la BGU. "También es un componente principal de la dieta de nuestros antepasados primates. La fibra mantiene sana nuestra flora intestinal". Moraïs y su equipo identificaron nuevos miembros importantes del microbioma intestinal humano, unas bacterias degradadoras de celulosa llamadas Ruminococcus. Estas bacterias degradan la celulosa produciendo complejos proteínicos extracelulares grandes y altamente especializados llamados celulosomas. "No es tarea fácil degradar la celulosa, pocas bacterias pueden hacerlo", explica Ed Bayer, del Instituto Weizmann, líder mundial en celulosomas y coautor del estudio. "La celulosa es difícil de digerir porque es insoluble. La fibra en el intestino es como un tronco de árbol en una piscina, se moja pero no se disuelve".

Los celulosomas están diseñados por bacterias para adherirse a las fibras de celulosa y desprenderlas, como los hilos individuales de un trozo de cuerda. A continuación, las enzimas celulosómicas descomponen los hilos individuales de fibra en cadenas más cortas, que se vuelven solubles. Pueden ser digeridas, no sólo por Ruminococcus, sino también por muchos otros miembros del microbioma intestinal. "En resumen, los celulosomas convierten la fibra en azúcares que alimentan a toda una comunidad, una proeza de ingeniería formidable", afirma Bayer. La producción de celulosomas sitúa al Ruminococcus en la cima de la cascada de degradación de la fibra que alimenta un microbioma intestinal sano. Pero la historia evolutiva del Ruminococcus es complicada, y la cultura occidental está pasando factura a nuestro microbioma, como demuestra el nuevo estudio.

"Estas bacterias productoras de celulosomas existen desde hace mucho tiempo; sus antepasados son miembros importantes del microbioma del rumen de vacas y ovejas", explica el profesor Mizrahi de la BGU, autor principal del estudio. El rumen es el órgano estomacal especial de vacas, ovejas y ciervos, donde la hierba que comen (fibra) es convertida en alimento útil por microbios que degradan la celulosa, entre ellos Ruminococcus. "Nos sorprendió ver que las bacterias productoras de celulosomas de los humanos parecen haber cambiado de huésped durante la evolución, porque las cepas de los humanos están más emparentadas con las cepas del ganado que con las cepas de nuestros propios antepasados primates". Es decir, parece que los humanos han adquirido componentes importantes de un microbioma intestinal sano del ganado que domesticaron al principio de la evolución humana. "Es una posibilidad real", afirma Mizrahi, experto en biología del rumen.

Pero la historia no acaba ahí. El muestreo de cohortes humanas reveló que las cepas de Ruminococcus son, en efecto, componentes robustos del microbioma intestinal humano entre las sociedades humanas de cazadores-recolectores y entre las sociedades humanas rurales, pero que son escasas o están ausentes en las muestras humanas de las sociedades industrializadas. "Nuestros antepasados africanos de hace 200.000 años no almorzaban en un autoservicio ni llamaban a casa para cenar", afirma William Martin, biólogo evolutivo de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf (Alemania) y coautor del estudio. Sin embargo, en las sociedades occidentales esto ocurre a gran escala. La dieta está cambiando en las sociedades industrializadas, muy alejadas de las granjas donde se producen los alimentos. Este alejamiento de una dieta rica en fibra es una posible explicación de la pérdida de importantes microbios degradadores de celulosa en nuestro microbioma, concluyen los autores.

¿Cómo se puede contrarrestar este declive evolutivo? Podría ayudar hacer lo que médicos y dietistas llevan décadas diciendo: ¡Come más fibra!

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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