Los paseos a paso ligero ayudan a dejar de fumar
las sesiones de 10 minutos a pie reducen la presión adictiva
El tabaquismo es una de las principales causas evitables de enfermedad y muerte en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque el consumo mundial de tabaco disminuye de forma constante, alrededor del 20% de las personas mayores de 15 años seguirán fumando en 2020. - Cualquiera que tenga buenas intenciones para el nuevo año y quiera dejar de fumar puede beneficiarse de los resultados de un estudio realizado en el Departamento de Ciencias del Deporte: Unas simples sesiones de ejercicio de diez minutos al aire libre, pero también en interiores, redujeron las ansias de fumar de los participantes y aliviaron los síntomas de abstinencia. En su publicación, aparecida a finales de noviembre en la revista Psychopharmacology, científicos de la Universidad de Innsbruck y de la Universidad Médica de Innsbruck informan también de que las sesiones de ejercicio mejoran el bienestar emocional.
Actividad al aire libre integrada
"Hay varios estudios sobre el efecto de las sesiones de ejercicio en interiores en fumadores temporalmente abstinentes, el nuestro es el primero que incluye la actividad al aire libre", afirma la primera autora, Stefanie Schöttl, estudiante de doctorado del Departamento de Ciencias del Deporte de la Universidad de Innsbruck. Para el estudio, se llevaron a cabo tres intervenciones diferentes con 16 fumadores, cada uno de los cuales estuvo sin fumar durante la noche. En orden aleatorio, los participantes realizaron una caminata enérgica de diez minutos al aire libre, la unidad de ejercicio correspondiente en una cinta de correr cubierta o permanecieron sentados durante diez minutos. "Asignamos aleatoriamente a todos los participantes y los sometimos a todas las condiciones con las correspondientes fases sin tratamiento para excluir las preferencias individuales", explica Martin Kopp, catedrático de Psicología del Deporte y el Ejercicio, el diseño del estudio. Antes, durante y después de las respectivas intervenciones, se preguntó a los participantes sobre los antojos, los síntomas de abstinencia y el estado de ánimo mediante instrumentos validados. "También nos informaron del tiempo que les quedaba hasta su próximo cigarrillo", añade Stefanie Schöttl. Se obtuvieron los siguientes resultados significativos: El ansia disminuyó tanto en el grupo de interior como en el de exterior durante toda la sesión de ejercicio, mientras que se mantuvo sin cambios en el grupo de control. Lo mismo ocurrió con los síntomas de abstinencia y el bienestar general. Después de veinte minutos, no se apreciaron diferencias. A los diez minutos, el ansia era ligeramente menor en el grupo de exterior que en el de interior. "Otra diferencia -aunque no significativa- entre las sesiones de ejercicio en interior y al aire libre es el tiempo que transcurre antes del siguiente cigarrillo", informa Stefanie Schöttl. Fue de 17 minutos para el grupo de interior y de 26 minutos para el grupo de exterior. "Es una tendencia que aún debe verificarse en futuros experimentos", dice Martin Kopp, "posiblemente cambiando la duración o la intensidad de las sesiones". Sin embargo, la máxima prioridad para los científicos es que las unidades de marcha sean fáciles de incorporar a la vida cotidiana. "Las intervenciones deben definirse de tal forma que puedan integrarse 1:1 en los programas para dejar de fumar", subrayan Kopp y Schöttl para concluir.
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