Mortal enfermedad de los pollos: el ADN antiguo revela la evolución de la virulencia
Mediante análisis genéticos, un equipo internacional ha desvelado la historia evolutiva del patógeno de una enfermedad mortal en pollos
El equipo internacional de paleogenética, arqueología y biología aisló genomas víricos de huesos de pollo de hasta 1.000 años de antigüedad procedentes de 140 yacimientos arqueológicos de Europa y Oriente Próximo. "Nuestros datos demuestran que el virus ya estaba ampliamente distribuido al menos 1.000 años antes de la primera descripción de la enfermedad en 1907", afirma Frantz. Cuando se describió por primera vez la enfermedad, se decía que sólo producía síntomas leves en los pollos más viejos. Con el espectacular aumento de la avicultura en los años 50 y 60, el virus evolucionó y se ha hecho cada vez más virulento a pesar del desarrollo de varias vacunas.
Las cepas antiguas del virus probablemente no causaban tumores
Mediante comparaciones con los genomas víricos de aves modernas, los investigadores identificaron mutaciones en múltiples genes que probablemente determinan la gravedad de la infección y están relacionadas con el aumento de la virulencia. Uno de estos genes virales - Meq - es responsable de la formación de tumores. Al probar formas antiguas y modernas del gen Meq utilizando cultivos celulares, los investigadores demostraron que la forma antigua era menos agresiva que la moderna. De hecho, sospechan que las cepas antiguas del virus eran incapaces de causar tumores.
Los autores plantean la hipótesis de que el aumento de la virulencia es atribuible en parte al crecimiento de la población mundial de pollos desde los años cincuenta, lo que hace que el número de nuevas mutaciones aumente en consecuencia. Además, piensan que el uso de ciertas vacunas que previenen la infección sintomática pero no detienen la transmisión del virus probablemente ha acelerado la evolución de la virulencia.
"Nuestros hallazgos no sólo desentrañan la historia evolutiva del virus de la enfermedad de Marek, sino que también sientan las bases para mejorar nuestra comprensión actual de la virulencia del patógeno", afirma el autor principal, Steven Fiddaman, de la Universidad de Oxford. "Combinando técnicas antiguas de ADN con la genómica moderna, hemos abierto una ventana al pasado que puede orientar futuras estrategias de gestión de enfermedades víricas".
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