Los dulces cambian nuestro cerebro

Por qué no podemos apartar las manos de las tabletas de chocolate y co.

24.03.2023 - Alemania

Barritas de chocolate, patatas fritas y patatas fritas: ¿por qué no podemos ignorarlas en el supermercado? Investigadores del Instituto Max Planck de Investigación del Metabolismo de Colonia, en colaboración con la Universidad de Yale, han demostrado que los alimentos con alto contenido en grasa y azúcar modifican nuestro cerebro: Si comemos regularmente incluso pequeñas cantidades de ellos, el cerebro aprende a consumir precisamente esos alimentos en el futuro.

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Al comer alimentos grasos y azucarados todos los días, nuestro cerebro aprende a querer más y más de ellos (imagen simbólica).

¿Por qué nos gustan tanto los alimentos poco saludables y que engordan? ¿Cómo se desarrolla esta preferencia en el cerebro? "Nuestra tendencia a comer alimentos ricos en grasas y azúcares, la llamada dieta occidental, podría ser innata o desarrollarse como consecuencia del sobrepeso. Pero creemos que el cerebro aprende esta preferencia", explica Sharmili Edwin Thanarajah, autora principal del estudio.

Para probar esta hipótesis, los investigadores dieron a un grupo de voluntarios un pequeño pudin que contenía mucha grasa y azúcar al día durante ocho semanas, además de su dieta normal. El otro grupo recibió un pudin que contenía el mismo número de calorías pero menos grasa. Se midió la actividad cerebral de los voluntarios antes y durante las ocho semanas.

Nuestro cerebro aprende inconscientemente a preferir los tentempiés ricos en grasa

La respuesta del cerebro a los alimentos con alto contenido en grasas y azúcares aumentó considerablemente en el grupo que comió el pudin con alto contenido en grasas y azúcares después de ocho semanas. Esto activó especialmente el sistema dopaminérgico, la región del cerebro responsable de la motivación y la recompensa. "Nuestras mediciones de la actividad cerebral mostraron que el cerebro se reconfigura a sí mismo a través del consumo de patatas fritas y co. Subconscientemente aprende a preferir los alimentos gratificantes. A través de estos cambios en el cerebro, inconscientemente siempre preferiremos los alimentos que contienen mucha grasa y azúcar", explica Marc Tittgemeyer, que dirigió el estudio.

Durante el periodo de estudio, los probandos no aumentaron más de peso que los del grupo de control y tampoco cambiaron sus valores sanguíneos, como el azúcar o el colesterol. Sin embargo, los investigadores suponen que la preferencia por los alimentos azucarados continuará una vez finalizado el estudio. "Se crean nuevas conexiones en el cerebro, y no se disuelven tan rápidamente. Al fin y al cabo, el objetivo del aprendizaje es que, una vez aprendido algo, no se olvide tan rápidamente", explica Marc Tittgemeyer.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

Publicación original

Sharmili Edwin Thanarajah, Alexandra G. DiFeliceantonio, Kerstin Albus, Bojana Kuzmanovic, Lionel Rigoux, Sandra Iglesias, Ruth Hanßen, Marc Schlamann, Oliver A. Cornely, Jens C. Brüning, Marc Tittgemeyer, Dana M Small; Habitual daily intake of a sweet and fatty snack modulates reward processing in Humans; Cell Metabolism, 22 March 2023

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