Las mitocondrias producen antioxidantes para proteger nuestras células de la muerte
La distribución de la coenzima Q en la célula está regulada por las mitocondrias
S. Deshwal/ Max-Planck-Institut für Biologie des Alterns
La coenzima Q es un antioxidante esencial para nuestro organismo. Una deficiencia de coenzima Q provoca enfermedades graves como el síndrome de Leigh, una enfermedad hereditaria en la que ciertas regiones del cerebro se ven afectadas y, entre otras cosas, puede aparecer debilidad muscular. La deficiencia de coenzima Q es también uno de los primeros signos de envejecimiento y puede aparecer a partir de los 20 años. Pero, ¿por qué no podemos simplemente ingerir esta sustancia con la comida?
Altamente hidrofóbica
"La coenzima Q es una molécula muy hidrófoba que nuestro cuerpo absorbe muy poco de los alimentos", explica Soni Deshwal, científica del Instituto Max Planck de Biología del Envejecimiento y autora principal del estudio. Pero también es un problema en nuestras células que la coenzima Q no sea soluble en agua. El antioxidante se forma en las mitocondrias y debe atravesar el interior celular acuoso llamado citoplasma hasta llegar a la superficie de las células para neutralizar las especies lipídicas oxidadas.
"Con nuestra investigación, ahora hemos podido identificar las proteínas implicadas en el transporte de coenzima Q desde la mitocondria hasta la superficie celular", explica Deshwal. Los investigadores descubrieron que una enzima llamada STARD7 ayuda a transportar la coenzima. Esta proteína no sólo se localiza en las mitocondrias, sino también en el interior del citoplasma.
Tiritas para la superficie celular
"Las mitocondrias transportan activamente la coenzima Q a la superficie celular para proteger a las células de la muerte celular. Es como si las mitocondrias llevaran tiritas a la superficie para proteger la célula", afirma Deshwal. "Esto demuestra una vez más que las mitocondrias no sólo son importantes como proveedoras de energía para nuestras células, sino que también desempeñan funciones reguladoras cruciales".
A largo plazo, los investigadores esperan que una comprensión precisa de este proceso de transporte permita administrar Coenzima Q en las células de los pacientes afectados y proporcionar así un nuevo enfoque terapéutico para enfermedades como el síndrome de Leigh.
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