Por qué algunas personas sufren más de COVID-19 que otras

Un equipo de científicos ha encontrado genes y proteínas que contribuyen a un mayor riesgo de COVID-19 grave

17.08.2022 - Alemania

Actualmente, un gran número de personas está contrayendo Covid-19. Afortunadamente, la mayoría de ellas sólo experimentan síntomas leves, en gran parte gracias a la elevada tasa de vacunación. Sin embargo, en algunos individuos la enfermedad tiene una causa mucho más grave y nuestra comprensión de las razones subyacentes es aún insuficiente. El genoma humano puede tener la clave de por qué la COVID-19 es más grave para algunas personas que para otras. Un equipo de científicos del Instituto de Salud de Berlín en Charité (BIH), junto con colegas del Reino Unido y Canadá, ha encontrado genes y proteínas que contribuyen a un mayor riesgo de padecer COVID-19 grave. Sus hallazgos se han publicado en la revista Nature Communications

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Médicos y científicos de todo el mundo siguen sin saber por qué algunas personas enferman gravemente cuando se infectan con el SARS-CoV-2 (el virus que causa la enfermedad COVID-19), mientras que otras sólo experimentan síntomas leves. Un equipo de científicos del Centro de Salud Digital de la BIH ha identificado los genes que -además de los factores de riesgo conocidos, como la edad y el sexo- predisponen a las personas a experimentar una infección más grave.

"Se ha observado relativamente pronto que la susceptibilidad a la infección depende del grupo sanguíneo de la persona, por ejemplo, que se hereda", explica Maik Pietzner, autor principal del estudio. "Así que estaba claro que el curso de la enfermedad está determinado, al menos en parte, por la genética". Los científicos del BIH tuvieron acceso a los datos genéticos que los investigadores habían recogido de pacientes de COVID-19 de todo el mundo, que también incluían la gravedad de la enfermedad. En aquel momento, se observó que unas 17 regiones genómicas estaban asociadas a un mayor riesgo de COVID-19 grave", explica Pietzner, "pero los genes causales y el mecanismo subyacente seguían siendo desconocidos para muchos de ellos".

El Grupo de Medicina Computacional del BIH había desarrollado previamente un enfoque "proteogenómico" para relacionar las regiones del ADN que codifican proteínas con las enfermedades a través del producto proteico. Aplicaron este método a la COVID-19 y dieron con ocho proteínas especialmente interesantes en este nuevo estudio. "Una de ellas era una proteína responsable del grupo sanguíneo de un individuo", explica Claudia Langenberg, jefa del Grupo de Medicina Computacional. "Sabíamos que este gen estaba asociado al riesgo de infección, así que fue como una prueba de concepto". La proteína ELF5, por su parte, parecía que podía ser mucho más relevante. Descubrimos que los pacientes de COVID-19 portadores de una variante en el gen que codifica la ELF5 eran mucho más propensos a ser hospitalizados y ventilados, y en algunos casos incluso a morir, así que lo analizamos más detenidamente".

El equipo recurrió a sus colegas del Grupo de Imagen Inteligente, dirigido por Christian Conrad, por su experiencia en análisis unicelulares. Lorenz Chua, estudiante de doctorado del grupo, se entusiasmó de inmediato con la idea de averiguar qué células mostraban una abundancia particular de la proteína ELF5: "Descubrimos que la ELF5 está presente en todas las células superficiales de la piel y las mucosas, pero se produce en cantidades especialmente grandes en los pulmones. Dado que es aquí donde el virus causa la mayor parte de sus daños, esto parecía muy plausible".

Sin embargo, Conrad pone freno a cualquier esperanza de que los científicos puedan haber identificado una nueva molécula objetivo para el desarrollo de fármacos: "ELF5 es lo que se conoce como un factor de transcripción, y controla la frecuencia con la que se activan y desactivan otros genes en todo el cuerpo", explica. "Desgraciadamente, es difícil imaginar que se pueda interferir en esta proteína de alguna manera, ya que eso causaría sin duda muchos efectos secundarios indeseables".

Sin embargo, los científicos identificaron otro candidato interesante entre los ocho sospechosos: la proteína G-CSF, que sirve como factor de crecimiento para las células sanguíneas. Descubrieron que los pacientes con COVID-19 que producen genéticamente más G-CSF tienden a experimentar un curso más suave de la enfermedad. El G-CSF sintético está disponible como medicamento desde hace tiempo, por lo que su uso como tratamiento para los pacientes de COVID-19 podría ser concebible.

La traducción de estos descubrimientos genéticos en aplicaciones clínicas no es un proceso fácil ni rápido. El trabajo -que sólo ha sido posible gracias al apoyo de muchos científicos y clínicos del BIH y la Charité, y a los resultados de acceso abierto de estudios realizados en todo el mundo- pone de manifiesto cómo la ciencia abierta y el esfuerzo de un equipo internacional pueden descubrir paso a paso cómo los cambios más pequeños en nuestra composición genética alteran el curso de una enfermedad, la COVID-19 en este ejemplo. "Empezamos con datos globales de 100.000 participantes y acabamos observando moléculas individuales en células concretas. Creemos que las colaboraciones que nos permiten pasar rápidamente del panorama general y el estudio de grandes poblaciones al seguimiento molecular en profundidad pueden ayudar a comprender mejor las consecuencias clínicas de este virus y enseñarnos importantes lecciones para futuras pandemias", concluye Pietzner.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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