Cómo el cerebro pinta la belleza de un paisaje
Los resultados podrían tener aplicaciones potenciales en diversos campos en los que el vínculo entre la percepción y la emoción es importante, como la atención sanitaria clínica y la inteligencia artificial
¿Cómo adquiere la vista de la naturaleza su brillo de belleza? Sabemos que la visión de paisajes bellos activa los sistemas de recompensa del cerebro. Pero, ¿cómo transforma el cerebro las señales visuales en señales estéticas? ¿Por qué percibimos una vista de montaña o unas nubes que pasan como algo bello? Un equipo de investigación del Instituto Max Planck de Estética Empírica ha abordado esta cuestión y ha investigado cómo nuestro cerebro pasa de ver un paisaje a sentir su impacto estético.
Illustration: MPI for Empirical Aesthetics
En su estudio, el equipo de investigación presentó vídeos de paisajes artísticos a 24 participantes. Utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), midieron la actividad cerebral de los participantes mientras veían y valoraban los vídeos. Sus resultados acaban de publicarse en la revista de acceso abierto Frontiers in Human Neuroscience.
El primer autor, A. Ilkay Isik, resume: "Habríamos esperado que las señales estéticas se limitaran a los sistemas de recompensa del cerebro, pero, sorprendentemente, las encontramos ya presentes en áreas visuales del cerebro mientras los participantes veían los vídeos. Las activaciones se produjeron justo al lado de regiones cerebrales desplegadas en el reconocimiento de características físicas en las películas, como la disposición de una escena o la presencia de movimiento".
El autor principal, Edward Vessel, sugiere que estas señales pueden reflejar una forma temprana y elemental de percepción de la belleza: "Cuando vemos algo que va más allá de nuestras expectativas, los parches locales del tejido cerebral generan pequeños 'átomos' de afecto positivo. La combinación de muchas de estas señales de sorpresa en todo el sistema visual se suma para dar lugar a una experiencia estéticamente atractiva".
Con estos nuevos conocimientos, el estudio no sólo contribuye a nuestra comprensión de la belleza, sino que también puede ayudar a aclarar cómo las interacciones con el entorno natural pueden afectar a nuestra sensación de bienestar. Los resultados podrían tener aplicaciones potenciales en diversos campos en los que el vínculo entre la percepción y la emoción es importante, como la atención sanitaria clínica y la inteligencia artificial.
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