¿Un fármaco contra la lombriz COVID-19?
Charité realiza un ensayo clínico para probar un posible nuevo tratamiento
© UKB | Daniel Heinz
"En nuestro estudio, pudimos demostrar que al mismo tiempo que utiliza los bloques de construcción de la célula para su propio beneficio, el SARS-CoV-2 engaña a la célula simulando un estado rico en nutrientes, lo que ralentiza el reciclaje celular", explica el primer autor, el Dr. Gassen. Como parte de este trabajo, los investigadores emprendieron un análisis detallado de las células infectadas por el SARS-CoV-2 y del tejido pulmonar de los pacientes de COVID-19, estudiando el metabolismo celular y el procesamiento de las señales moleculares. "Es probable que el SARS-CoV-2 utilice esto para evitar el desmantelamiento por parte de la célula. Al fin y al cabo, los virus también se someten a la eliminación autofágica", añade el último autor del estudio, el Dr. Müller, investigador del DZIF. Y añade: "La misma estrategia de reprogramación es utilizada también por el coronavirus MERS, cuya acción inhibidora de la autofagia pudimos demostrar hace más de un año. Sin embargo, hay otros coronavirus que, a diferencia de éste, inducen la autofagia. Estos infectan principalmente a los animales".
Cuando los resultados del estudio sugirieron que el mecanismo de reciclaje podría ser un objetivo potencial para la terapia del COVID-19, los investigadores probaron si las sustancias que inducen el reciclaje celular también reducen la replicación del SARS-CoV-2 dentro de las células infectadas. Curiosamente, los investigadores encontraron cuatro sustancias que resultaron eficaces, todas ellas ya utilizadas en humanos. Entre ellas se encontraba la poliamina espermidina, un metabolito potenciador de la autofagia que se produce en todas las células humanas y por las bacterias del intestino humano. Se encuentra de forma natural en alimentos como el germen de trigo, la soja, las setas y el queso curado, y se puede adquirir libremente como suplemento alimenticio. Cuando los investigadores añadieron espermidina a las células infectadas con SARS-CoV-2, se produjo una reducción del 85% en el número de partículas de virus producidas. Resultados similares se produjeron con la espermina, otra poliamina que se encuentra de forma natural en el organismo. Este derivado de la espermidina redujo la replicación del virus en más de un 90 por ciento en células pulmonares humanas y en un modelo de intestino humano formado por grupos de células conocidas como "organoides".
"Los efectos evidentes producidos por la espermidina y, en particular, por la espermina son ciertamente alentadores. Por un lado, las sustancias que se producen de forma natural en el organismo son menos propensas a inducir efectos secundarios", afirma el Dr. Müller, director de la investigación. "Dicho esto, trabajamos con formas puras de estas sustancias que no son adecuadas para el uso médico. La espermidina, en particular, tiene que utilizarse en concentraciones relativamente altas para lograr un efecto apreciable en el cultivo celular. Por lo tanto, quedan muchas preguntas por responder antes de poder considerar las poliaminas como un tratamiento potencial contra el COVID-19: Cuando se utilicen en el organismo, ¿será posible alcanzar niveles en sangre lo suficientemente altos como para inhibir la replicación viral en el tracto respiratorio? Y, en caso afirmativo: ¿sería aconsejable su administración antes o durante la infección? ¿Existen efectos secundarios? Aun así, nuestros hallazgos en el cultivo celular son un buen punto de partida para la investigación con modelos animales. La automedicación no es aconsejable, entre otras razones porque los virus también utilizan las poliaminas para ayudar a impulsar la replicación; por lo tanto, la dosis correcta es crucial. Lo mismo ocurre con el ayuno, que puede estimular el proceso de autofagia del organismo. Dado que el cuerpo necesita energía para organizar una respuesta inmunitaria, sigue sin estar claro si el ayuno es aconsejable en los pacientes infectados por el SARS-CoV-2".
La tercera sustancia que demostró ser eficaz contra el SARS-CoV-2 fue el "inhibidor de AKT" MK-2206. Esta sustancia se encuentra actualmente en fase de ensayo clínico y se está probando su tolerabilidad y eficacia contra una serie de cánceres diferentes. En el estudio actual, el MK-2206 redujo la producción del virus infeccioso del SARS-CoV-2 en aproximadamente un 90%. Lo hizo a concentraciones plasmáticas que ya se habían alcanzado en un estudio anterior. "Basándonos en nuestros datos, consideraría al MK-2206 como un interesante candidato a tratamiento contra el COVID-19 que, tras un cuidadoso análisis de los riesgos y beneficios, justificaría un estudio más profundo en ensayos clínicos", explica el PD Dr. Müller.
El efecto antiviral más pronunciado se asoció a la niclosamida, que los investigadores habían demostrado que era eficaz contra el coronavirus MERS durante un estudio anterior. El fármaco redujo la producción de partículas infecciosas del SARS-CoV-2 en más de un 99%. "La niclosamida mostró el efecto más fuerte en nuestros experimentos basados en cultivos celulares. Además, su uso contra las infecciones por tenia en humanos está autorizado desde hace mucho tiempo y se tolera bien a dosis potencialmente relevantes", afirma el Dr. Müller. Y añade: "De las cuatro nuevas sustancias candidatas, consideramos que es la más prometedora. Por ello, ahora estamos llevando a cabo un ensayo clínico en Charité para comprobar si la niclosamida también podría tener un efecto positivo en las personas con COVID-19. Estoy encantado con este avance. Demuestra la rapidez con la que los hallazgos de la investigación básica pueden llegar a los pacientes si la investigación y la práctica clínica están estrechamente interrelacionadas y colaboran de forma eficiente."
El ensayo clínico de fase II, titulado "NICCAM", está dirigido por el Prof. Dr. Martin Witzenrath, subdirector del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Medicina Respiratoria de la Charité. El estudio probará la seguridad, la tolerabilidad y la eficacia de la niclosamida combinada con el camostat (otro medicamento autorizado) en pacientes diagnosticados recientemente (en los últimos días) de COVID-19.
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