Toxina bacteriana con efecto curativo Toxina con efecto curativo
La sustancia tóxica que se encuentra en el Staphylococcus aureus no sólo daña las células, sino que también estimula la regeneración de los tejidos
Jens Meyer/Uni Jena
El Profesor de Química Farmacéutica y su equipo han estudiado los mecanismos de defensa molecular del sistema inmunológico humano en la lucha contra tales infecciones de Staphylococcus aureus y han hecho un descubrimiento sorprendente. Como informa el equipo de investigación en el número de hoy de la revista especializada "Cell Reports", el cóctel tóxico con el que el Staphylococcus aureus daña las células y los tejidos también tiene efectos positivos: la toxina bacteriana estimula a determinadas células inmunitarias para que produzcan sustancias mensajeras especializadas que ayuden a reducir la inflamación y a promover la curación de los tejidos. El Prof. Werz espera que este mecanismo, hasta ahora desconocido, sea significativo para futuros tratamientos de la inflamación de la piel y las heridas crónicas.
Las células inmunológicas producen sustancias mensajeras antiinflamatorias
En su último estudio, los investigadores de la Universidad de Jena, el Hospital Universitario de Jena y el Instituto Leibniz sobre el Envejecimiento - Instituto Fritz Lipmann (FLI), junto con colegas de la Facultad de Medicina de Harvard y de la Universidad de Nápoles, han estudiado en particular la toxina bacteriana "α-Hemolisina" y han examinado su efecto sobre los macrófagos M2. Los macrófagos M2 son células inmunes que, en las últimas etapas de una reacción inflamatoria, aseguran que las bacterias que han sido eliminadas y los componentes celulares dañados sean removidos y que el tejido se regenere. "Son, por lo tanto, una especie de eliminación de desechos celulares", dice Paul Jordan, doctorando en el equipo de Werz y autor principal de la publicación, describiendo la función de estas células.
Los investigadores demostraron que α-hemolisina se une a proteínas receptoras específicas en la superficie de los macrófagos M2 y, por lo tanto, desencadena la producción de sustancias mensajeras antiinflamatorias en las células, que luego hacen que la inflamación se resuelva. En el estudio, los científicos también pudieron demostrar que estos transmisores promueven la regeneración de tejidos en un modelo animal. Las sustancias mensajeras antiinflamatorias incluyen resolvinas, maresinas y protectinas que se forman a partir de los ácidos grasos omega-3.
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