Anticuerpos: los antidepresivos propios del cuerpo
Los anticuerpos pueden ser una bendición o una maldición para el cerebro, todo depende de su concentración.
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Los receptores de glutamato se encuentran en la membrana de las células nerviosas y se unen al glutamato, un neurotransmisor. El receptor NMDA es un tipo de receptor esencial para el aprendizaje y la memoria. Hasta el 20 por ciento de la población tiene anticuerpos contra este receptor en su sangre.
Normalmente, la barrera hematoencefálica impide que estos anticuerpos pasen de la sangre al cerebro. Sólo si se daña esta barrera los anticuerpos pueden tener un mayor efecto. Si los anticuerpos se unen a los receptores NMDA en el cerebro, éstos se eliminan de la membrana de la célula nerviosa ("internalizados"). Esto interrumpe la señalización a las células vecinas. Si se produce una inflamación en el cerebro, por ejemplo, debido a una infección viral, la presencia de estos autoanticuerpos puede conducir a la llamada 'anti-NMDAR-encefalitis': una enfermedad que se ha dado a conocer al público por la película de 2016 'Brain on Fire'. El efecto de estos autoanticuerpos del receptor NMDA puede influir típicamente en los síntomas de la encefalitis subyacente, contribuyendo a los ataques epilépticos, la alteración del movimiento, la psicosis y la pérdida de la función cognitiva.
Los niveles de autoanticuerpos aumentan con la edad
En un nuevo estudio, Hannelore Ehrenreich y sus colegas del Instituto Max Planck de Medicina Experimental de Göttingen han descubierto que la concentración de estos autoanticuerpos en la sangre de los ratones y los seres humanos puede fluctuar considerablemente con el tiempo. Sin embargo, el nivel aumenta con la edad, ya que el cuerpo está continuamente expuesto a factores que estimulan el sistema inmunológico, y con él, la producción de autoanticuerpos. Uno de estos factores es el estrés. Según los investigadores, los ratones con estrés crónico muestran un nivel más alto de autoanticuerpos del receptor NMDA en su sangre en comparación con sus congéneres no estresados.
Ehrenreich y su equipo también analizaron la concentración de anticuerpos en la sangre de los jóvenes migrantes. "Las personas que están sometidas a un gran estrés en sus vidas tienen una mayor probabilidad de llevar autoanticuerpos del receptor NMDA en su sangre, incluso a una edad temprana", dice Ehrenreich. Son como una bomba de tiempo en el cuerpo. "Si aparece una infección o algún otro factor que debilite la barrera hematoencefálica, los autoanticuerpos entran en el cerebro y pueden causar ataques epilépticos u otros trastornos neurológicos", dice Ehrenreich. Un buen ejemplo sería Knut, el famoso oso polar de Berlín.
Efecto positivo de los anticuerpos
Sin embargo, el reciente estudio de los investigadores ha indicado por primera vez que los autoanticuerpos también pueden desempeñar un papel positivo en el cerebro. Los ratones con una barrera hematoencefálica más permeable y autoanticuerpos del receptor NMDA en el cerebro tenían una movilidad significativamente mayor y estaban menos deprimidos en momentos de estrés crónico que sus congéneres con una barrera hematoencefálica intacta. El análisis de una gran base de datos de pacientes reveló que las personas con autoanticuerpos NMDA y una barrera hematoencefálica permeable también sufrían mucho menos depresión y ansiedad.
El autoanticuerpo NMDA obviamente juega un papel en el cerebro similar al de la ketamina, un antidepresivo que también actúa sobre los receptores NMDA. "El efecto de estos autoanticuerpos - ya sea que contribuyan a los síntomas de una encefalitis o inhiban la depresión - está evidentemente determinado no sólo por su nivel en el cerebro, sino también por cualquier condición subyacente, en particular la presencia o ausencia de inflamación", explica Ehrenreich.
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