Biólogos descubren una antigua neurohormona que controla el apetito

26.03.2025
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Un equipo de biólogos de la Universidad Queen Mary de Londres ha descubierto que una neurohormona que controla el apetito en los seres humanos tiene un antiguo origen evolutivo, que se remonta a más de 500 millones de años. Los hallazgos, publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences USA, revelan que esta molécula inductora de la saciedad, conocida como bombesina, no sólo está presente en los humanos y otros vertebrados, sino también en las estrellas de mar y sus parientes marinos.

La bombesina, un pequeño péptido, desempeña un papel clave en la regulación del hambre al señalar cuándo hemos comido lo suficiente. Pero su historia no empieza con los humanos, ni siquiera con los mamíferos. Nuevas investigaciones demuestran que neurohormonas similares a la bombesina controlan el apetito en los animales desde mucho antes de que los primeros vertebrados evolucionaran en la Tierra.

Quizá se pregunte por qué la bombesina tiene un nombre tan extraño. No tiene nada que ver con artefactos explosivos. El nombre procede del sapo de vientre de fuego (Bombina bombina), de cuya piel se aisló el péptido por primera vez en 1971. Cuando se inyectaba en mamíferos, la bombesina reducía el tamaño de las comidas y aumentaba el tiempo entre ellas. Esto llevó a los científicos a creer que las neurohormonas similares a la bombesina, producidas en el cerebro y el intestino, forman parte del sistema natural del organismo para controlar la ingesta de alimentos. Además, junto a fármacos inductores de la pérdida de peso como el Ozempic, se están desarrollando compuestos que imitan la acción de la bombesina para el tratamiento de la obesidad.

El profesor Maurice Elphick y su equipo de la Universidad Queen Mary de Londres, en colaboración con el Dr. Olivier Mirabeau del Instituto Pasteur de París, se propusieron explorar la historia evolutiva de la bombesina. Analizando los genomas de animales invertebrados, descubrieron genes que codifican neurohormonas similares a la bombesina en la estrella de mar común (Asterias rubens) y otros equinodermos, como erizos y cohombros de mar.

"Fue un poco como buscar una aguja en un pajar", dijo el profesor Elphick, "pero al final descubrimos genes que codifican una neurohormona parecida a la bombesina en los genomas de las estrellas de mar y sus parientes".

A continuación, el equipo centró su atención en la función de esta bombesina de estrella de mar, denominada ArBN. Mediante espectrometría de masas, los colaboradores de la Universidad de Warwick determinaron la estructura molecular de la ArBN, lo que permitió sintetizarla químicamente y someterla a pruebas.

La Dra. Weiling Huang, antigua estudiante de doctorado en el laboratorio de Elphick y autora principal del estudio, investigó cómo afecta la ArBN al comportamiento alimentario de las estrellas de mar. Las estrellas de mar tienen una forma única de alimentarse: sacan el estómago de la boca para digerir presas como mejillones y ostras.

"Cuando probé el ArBN, vi que provocaba la contracción del estómago de las estrellas de mar", explicó el Dr. Huang. "Esto sugería que el ArBN podría estar implicado en la estimulación de la retracción del estómago cuando las estrellas de mar dejan de alimentarse. Y eso es exactamente lo que descubrí. Cuando inyecté ArBN en estrellas de mar con el estómago evertido, el estómago se retrajo hacia la boca. Es más, el ArBN también retrasó el inicio de la alimentación, ya que las estrellas de mar inyectadas con ArBN tardaron más en encerrar un mejillón que las inyectadas con agua".

El descubrimiento del antiguo papel de la bombesina en la regulación del apetito arroja luz sobre los orígenes evolutivos del comportamiento alimentario en los animales. "Podemos deducir que esta función se remonta 500 millones de años atrás, hasta el ancestro común de las estrellas de mar, los humanos y otros vertebrados", afirma el profesor Elphick.

Además del desarrollo de nuevos fármacos para adelgazar, las conclusiones de este estudio podrían tener otras aplicaciones prácticas. "Una de las consecuencias del cambio climático es que algunas especies de estrellas de mar están invadiendo aguas más frías donde se cultivan moluscos para el consumo humano", añadió el profesor Elphick. "Descubrir moléculas que inhiban la alimentación en las estrellas de mar podría ser útil para gestionar estas invasiones".

Esta investigación no sólo profundiza en nuestra comprensión de la historia evolutiva de las neurohormonas, sino que también pone de relieve las inesperadas conexiones entre los seres humanos y el extraño y estomacal mundo de las estrellas de mar.

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