Obesos y sanos
Los científicos intentan averiguar por qué algunas personas obesas se vuelven insanas y otras no
El peso corporal y el índice de masa corporal no bastan por sí solos para predecir si alguien desarrollará una enfermedad metabólica. Un nuevo atlas de células del tejido adiposo podría ayudar a explicar por qué algunas personas con sobrepeso se mantienen sanas y otras no.
Aunque las personas obesas tienen más riesgo de padecer diabetes, hipertensión o colesterol alto, no todas desarrollan enfermedades metabólicas de este tipo. Dado que alrededor de una cuarta parte de los individuos obesos están sanos, los científicos intentan averiguar por qué algunos obesos pierden la salud y otros no.
Ahora, un exhaustivo estudio realizado por investigadores de Zúrich y Leipzig ha proporcionado una base fundamental para este trabajo. En concreto, los investigadores han elaborado un atlas detallado con datos de personas sanas y no sanas con sobrepeso, sobre su tejido graso (adiposo) y sobre la actividad génica en las células de este tejido. "Nuestros resultados pueden utilizarse para buscar marcadores celulares que proporcionen información sobre el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas", explica Adhideb Ghosh, investigador del grupo del profesor de la ETH Christian Wolfrum y uno de los dos autores principales del estudio. "Los datos son también de gran interés para la investigación básica. Podrían ayudarnos a desarrollar nuevas terapias para enfermedades metabólicas".
Investigación de un gran biobanco
Para este estudio, Ghosh y sus colegas utilizaron el Biobanco de Obesidad de Leipzig, una extensa colección de biopsias tomadas a individuos obesos. Recopiladas por científicos de la Universidad de Leipzig, estas muestras proceden de pacientes obesos que se sometieron a cirugía electiva y dieron su consentimiento para la recogida de muestras de tejido adiposo con fines de investigación. La colección también incluye amplia información médica sobre la salud de los pacientes.
Dado que todas las muestras de tejido proceden de personas obesas con o sin enfermedades metabólicas, permiten comparar individuos con obesidad sana y no sana. En muestras de 70 voluntarios, los investigadores de la ETH de Zúrich examinaron qué genes estaban activos -y en qué medida lo estaban- célula por célula en dos tipos de tejido adiposo: subcutáneo y visceral.
Los científicos y los expertos médicos suponen que la grasa visceral, que se encuentra en las profundidades de la cavidad abdominal y rodea los órganos internos, es la principal responsable de las enfermedades metabólicas. En cambio, los expertos suelen creer que la grasa situada directamente debajo de la piel es menos problemática.
Para el estudio, era vital que las células del tejido adiposo no se agruparan sin más, ya que este tejido comprende no sólo células grasas (adipocitos), sino también células de otros tipos. "De hecho, los adipocitos son minoría", explica Isabel Reinisch, postdoctoranda del grupo de Wolfrum y segunda autora principal del estudio. Gran parte del tejido adiposo está formado por células inmunitarias, células que forman vasos sanguíneos y células precursoras inmaduras de los adipocitos. Otro tipo de células, las mesoteliales, sólo se encuentran en el tejido adiposo visceral y marcan su límite exterior.
Remodelación de la grasa abdominal
Como pudieron demostrar los investigadores, se producen cambios funcionales significativos en las células del tejido adiposo visceral de las personas con enfermedades metabólicas. Esta remodelación afecta a casi todos los tipos celulares de esta forma de tejido. Por ejemplo, los análisis genéticos demostraron que los adipocitos de los individuos poco sanos ya no podían quemar grasas con la misma eficacia y, en su lugar, producían mayores cantidades de moléculas mensajeras inmunológicas. "Estas sustancias desencadenan una respuesta inmunitaria en la grasa visceral de las personas obesas", explica Reinisch. "Es concebible que esta respuesta favorezca el desarrollo de enfermedades metabólicas".
Los investigadores también descubrieron diferencias muy claras en el número y la función de las células mesoteliales: en los individuos obesos sanos, hay una proporción mucho mayor de células mesoteliales en la grasa visceral y estas células muestran una mayor flexibilidad funcional. En concreto, las células pueden pasar a una especie de modo de células madre y, por tanto, convertirse en distintos tipos celulares, como los adipocitos, en los individuos sanos. "La capacidad de las células totalmente diferenciadas para convertirse en células madre se asocia principalmente con el cáncer", afirma Reinisch. Por eso le sorprendió encontrar esta capacidad también en el tejido adiposo. "Sospechamos que las células flexibles del borde del tejido adiposo en individuos obesos sanos facilitan la expansión del tejido liso".
Por último, los investigadores también hallaron diferencias entre hombres y mujeres: un determinado tipo de célula progenitora sólo está presente en la grasa visceral de las mujeres. "Esto podría explicar las diferencias en el desarrollo de enfermedades metabólicas entre hombres y mujeres", afirma Reinisch.
Encontrar nuevos biomarcadores
El nuevo atlas de la actividad génica en personas con sobrepeso describe la composición de los tipos celulares del tejido adiposo y su función. "Sin embargo, no podemos decir si las diferencias son la razón por la que alguien es metabólicamente sano o si, por el contrario, las enfermedades metabólicas causan estas diferencias", dice Ghosh. En cambio, los científicos consideran que su trabajo sienta las bases para futuras investigaciones. Han publicado todos los datos en una aplicación web de acceso público para que otros investigadores puedan trabajar con ellos.
En concreto, este atlas permite ahora encontrar nuevos marcadores que proporcionen información sobre el riesgo de desarrollar una enfermedad metabólica. En la actualidad, los investigadores de la ETH también buscan este tipo de marcadores, que podrían ayudar a mejorar el tratamiento de dichas enfermedades. Por ejemplo, existe una nueva clase de fármacos que suprimen el apetito y favorecen la liberación de insulina en el páncreas, pero estos medicamentos escasean. "Los biomarcadores que puedan derivarse de nuestros datos podrían ayudar a identificar a los pacientes que más necesitan este tratamiento", afirma Reinisch.
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