¿Cómo nutre la naturaleza al cerebro?
Un estudio demuestra que un paseo de una hora por la naturaleza reduce la actividad cerebral relacionada con el estrés
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Vivir en una ciudad es un conocido factor de riesgo para desarrollar un trastorno mental, mientras que vivir cerca de la naturaleza es ampliamente beneficioso para la salud mental y el cerebro. Se ha demostrado que una región central del cerebro implicada en el procesamiento del estrés, la amígdala, se activa menos durante el estrés en las personas que viven en zonas rurales, en comparación con las que viven en las ciudades, lo que insinúa los posibles beneficios de la naturaleza. "Pero hasta ahora no se había podido desentrañar el problema del huevo y la gallina, es decir, si la naturaleza causaba realmente los efectos en el cerebro o si los individuos concretos elegían vivir en regiones rurales o urbanas", dice Sonja Sudimac, becaria predoctoral del Grupo Lise Meitner de Neurociencia Ambiental y autora principal del estudio.
Para conseguir pruebas causales, los investigadores del Grupo Lise Meitner de Neurociencia Medioambiental examinaron la actividad cerebral de las regiones implicadas en el procesamiento del estrés en 63 voluntarios sanos antes y después de un paseo de una hora por el bosque de Grunewald o por una calle comercial con tráfico en Berlín mediante imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf). Los resultados del estudio revelaron que la actividad en la amígdala disminuyó tras el paseo por la naturaleza, lo que sugiere que la naturaleza provoca efectos beneficiosos en las regiones cerebrales relacionadas con el estrés.
"Los resultados apoyan la relación positiva que se había supuesto anteriormente entre la naturaleza y la salud del cerebro, pero éste es el primer estudio que demuestra la relación causal. Curiosamente, la actividad cerebral después del paseo urbano en estas regiones permaneció estable y no mostró incrementos, lo que argumenta en contra de la opinión comúnmente sostenida de que la exposición urbana causa estrés adicional", explica Simone Kühn, directora del Grupo Lise Meitner de Neurociencia Ambiental.
Los autores demuestran que la naturaleza tiene un impacto positivo en las regiones cerebrales implicadas en el procesamiento del estrés y que puede observarse ya después de un paseo de una hora. Esto contribuye a la comprensión de cómo nuestro entorno físico afecta a la salud cerebral y mental. Incluso una breve exposición a la naturaleza disminuye la actividad de la amígdala, lo que sugiere que un paseo por la naturaleza podría servir como medida preventiva contra el desarrollo de problemas de salud mental y amortiguar el impacto potencialmente desventajoso de la ciudad en el cerebro.
Los resultados van en consonancia con un estudio anterior (2017, Scientific Reports) que demostró que los habitantes de la ciudad que vivían cerca del bosque tenían una estructura de la amígdala fisiológicamente más sana y, por lo tanto, presumiblemente eran más capaces de hacer frente al estrés. Este nuevo estudio vuelve a confirmar la importancia de que las políticas de diseño urbano creen más zonas verdes accesibles en las ciudades para mejorar la salud mental y el bienestar de los ciudadanos.
Para investigar los efectos benéficos de la naturaleza en diferentes poblaciones y grupos de edad, los investigadores trabajan actualmente en un estudio que examina cómo un paseo de una hora en entornos naturales frente a los urbanos repercute en el estrés de las madres y sus bebés.
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Publicación original
Sudimac, S., Sale, V., & Kühn, S. (2022). How nature nurtures: Amygdala activity decreases as the result of a one-hour walk in nature. Molecular Psychiatry. Advance online publication.
Kühn, S., Düzel, S., Eibich, P., Krekel, C., Wüstemann, H., Kolbe, J., Mårtensson, J., Goebel, J., Gallinat, J., Wagner, G. G., & Lindenberger, U. (2017). In search of features that constitute an "enriched environment" in humans: Associations between geographical properties and brain structure. Scientific Reports, 7, Article 11920.