Ventajas y desventajas de las tijeras genéticas
© RUB, Marquard
La tecnología Crispr ha facilitado enormemente la edición de genes. El profesor adjunto Thorsten Müller de la Ruhr-Universität Bochum y el Dr. Hassan Bukhari de la Harvard Medical School hablan de sus pros y contras en un artículo de revisión en la revista "Trends in Cell Biology" del 12 de septiembre de 2019. Ellos creen que la tecnología Crispr tiene potencial futuro principalmente si puede ser utilizada en el campo de la investigación con células madre.
Para analizar los efectos de los genes o productos génicos, éstos solían estar artificialmente sobreactivados. "Por lo tanto, se producirían hasta 1.000 veces más frecuentemente que en la naturaleza", dice Thorsten Müller. "La célula se inundó con productos genéticos, las proteínas, que pueden falsificar el análisis funcional." El método Crispr elimina esta dificultad. Se puede utilizar para implantar planos de proteínas fluorescentes en las células y para colocarlas detrás de un gen específico. "Esto nos ha permitido monitorizar por primera vez la función de una proteína en condiciones naturales, y no después de una sobreproducción mil veces mayor", explica el bioquímico.
El método Crispr también ha sido optimizado. Inicialmente, los investigadores tuvieron que crear los llamados vectores en un proceso que consumía mucho tiempo, para etiquetar los genes en el genoma. Los vectores son segmentos de ADN cuya secuencia tiene que ser hasta cierto punto idéntica al ADN de la célula diana, para asegurar que el gen implantado encuentre el punto correcto. Hoy en día, aprovechan la función natural de reparación del ADN de las células, que simplifica considerablemente la creación de vectores y, por lo tanto, son capaces de introducir proteínas fluorescentes de forma rápida y sencilla.
Cómo funcionan los medicamentos
Además, el etiquetado fluorescente permite observar bajo el microscopio dónde se encuentran los productos génicos etiquetados en la célula. "Esto podría ser interesante para probar los efectos de los medicamentos en ciertos productos genéticos", explica Müller. Con este fin, los investigadores tendrían que estimular la célula con la sustancia activa y rastrear si y cómo cambia la posición del producto génico.
Se pueden etiquetar diferentes genes con biosensores fluorescentes de diferentes colores y analizarlos simultáneamente. Cuanto más fuerte es la lectura de un gen etiquetado, más fuerte es la fluorescencia de la célula en el color respectivo.
Los organoides podrían sustituir a los ensayos con animales
Los autores creen que la combinación de este método con los llamados organoides ofrece un potencial considerable. Los órganos son pequeños órganos derivados de células madre pluripotentes inducidas que pueden extraerse de un organismo adulto. Se pueden utilizar, por ejemplo, para construir minicerebros que son el equivalente al cerebro humano en lo que respecta a la función.
Si la aplicación de la tecnología Crispr en las células madre se extendiera más, los investigadores podrían analizar los efectos de la modificación genética en tejidos complejos, y no sólo en células aisladas. "Podríamos estudiar genes humanos que viven en tejidos parecidos a los de los humanos y no tendríamos que depender de modelos animales tanto como ahora", concluye Müller.
Siguiendo estas consideraciones, Müller y Bukhari han recopilado una serie de preguntas clave de investigación en el artículo de revisión, que deben ser respondidas para consolidar la tecnología Crispr y la tecnología de los organoides.
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