Cómo las patatas "estresadas" se preparan para el clima

Analizan las reacciones de estrés de la patata por el cambio climático para adaptar futuras razas

31.10.2024
C: Markus Teige, Univ. Wien

Científicos de la Universidad de Viena analizan ensayos de campo en la región de Marchfeld.

Calor, sequía e inundaciones: la naturaleza está sometida a estrés, y la patata también. La patata es un alimento básico, por lo que resulta especialmente interesante prepararla para el cambio climático. Un equipo internacional dirigido por la Universidad de Viena ha investigado cómo conseguirlo en el proyecto europeo ADAPT, de cuatro años de duración. Los científicos han podido definir propiedades específicas y reacciones moleculares que podrían ser decisivas para el futuro cultivo de la patata. Los nuevos resultados se pondrán en práctica en un proyecto posterior.

La patata es uno de los cultivos alimentarios más importantes del mundo. Uno de los principales problemas para la seguridad futura del rendimiento de los tubérculos y la alta calidad de este alimento básico es la susceptibilidad de las plantas de patata al calor y la sequía, que se producen cada vez con más frecuencia de forma conjunta o sucesiva debido al cambio climático. El calor y los periodos de sequía suelen ir seguidos de inundaciones regionales causadas por fuertes lluvias, que pueden destruir toda la cosecha en pocos días. Hasta ahora, poco se sabía sobre cómo reacciona la patata a este estrés múltiple.

Tras cuatro años de intensa investigación, un equipo internacional dirigido por la Universidad de Viena está aportando importantes conocimientos básicos para que la patata esté preparada para el clima. Los científicos han obtenido valiosos conocimientos sobre cómo reaccionan las plantas de patata al calor, la sequía y el encharcamiento por inundación de los campos. Tomaron muestras en fases críticas del crecimiento de las plantas de patata y realizaron mediciones para investigar propiedades específicas y reacciones moleculares de adaptación que serán útiles para la futura obtención de variedades de patata mejor adaptadas.

"En nuestros ensayos de campo con unas 50 variedades, que llevamos a cabo en diversos emplazamientos climáticos desde España y Serbia hasta Austria y los Países Bajos, pudimos identificar claras diferencias en la estabilidad del rendimiento de las distintas variedades: Aunque muchas variedades solían producir rendimientos más altos en condiciones óptimas, las condiciones de estrés, a veces extremas, de los últimos años mostraron que las variedades con rendimientos normalmente algo más bajos eran particularmente estables en condiciones de estrés. La cuestión ahora es qué hace que estas variedades sean significativamente más capaces de hacer frente a la sequía y el calor extremos", explica el biólogo celular y director del proyecto Markus Teige, de la Universidad de Viena.

Con este fin, los ensayos de campo se complementaron con experimentos en invernaderos, en los que las condiciones de estrés pueden regularse con precisión y donde también es posible probar nuevas líneas de investigación en las que las reacciones al estrés pueden observarse a nivel celular, prácticamente "en vivo". Analizando las muestras de estos experimentos, los científicos pudieron observar cambios en el metabolismo basados en patrones de expresión de genes, hormonas o metabolitos. A su vez, pudieron identificar firmas específicas de tolerancia o susceptibilidad al estrés. Los científicos han creado así una valiosa base para el desarrollo de marcadores para la futura mejora genética de la patata.

El proyecto ADAPT de la UE combinó los conocimientos complementarios de diez destacadas instituciones académicas de investigación, cuatro obtentores de patatas, un desarrollador de tecnología de cribado, una agencia y una asociación sin ánimo de lucro de la UE para explorar los mecanismos subyacentes a la resistencia a múltiples estreses en la patata. "Esta combinación nos ha permitido abordar estos complejos retos a un nivel tan alto, basándonos en las necesidades de la comunidad y las partes interesadas. En mi opinión, este es el camino correcto para la investigación futura de cultivos más resistentes al clima y debería seguirse en futuros proyectos", afirma Teige.

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