La mente sobre el microbioma: cómo influyen los estados mentales en la salud intestinal

Una nueva investigación revela un circuito cerebro-intestino que regula la inmunidad mediante la modulación del microbioma

20.09.2024
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Un estudio pionero ha descubierto una conexión crucial entre cerebro e intestino que vincula los estados psicológicos a los cambios en el microbioma intestinal, con profundas implicaciones para la función inmunitaria y las afecciones relacionadas con el estrés. La investigación, publicada ahora en la revista Cell, revela cómo los circuitos cerebrales sensibles al estrés influyen en la composición de las bacterias intestinales a través de las glándulas de Brunner del intestino delgado. Arroja luz sobre los intrincados mecanismos por los que los estados mentales pueden repercutir en la salud física, apuntando a nuevas posibilidades de intervención terapéutica, por ejemplo contra la enfermedad inflamatoria intestinal.

El cerebro y el intestino están en constante comunicación, y esta comunicación bidireccional entre ambos es crucial para muchos aspectos de la salud. Está demostrado, por ejemplo, que el estrés psicológico reduce el recuento de bacterias beneficiosas en el intestino y, por tanto, deteriora la inmunidad. Sin embargo, hasta ahora se desconocían los mecanismos concretos.

Un nuevo estudio, realizado por investigadores de la Escuela Icahn de Medicina del Monte Sinaí (Nueva York) y el Instituto Max Planck de Cibernética Biológica (Tubinga, Alemania), ha identificado un circuito que conecta el cerebro con ciertas glándulas intestinales. Estos órganos, llamados glándulas de Brunner, están situados en la parte superior del intestino delgado y segregan la proteína mucina, componente principal del moco que recubre la pared intestinal y sirve de sustrato para el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas. Según descubrió el equipo, al eliminar las glándulas de Brunner de los ratones se reducía el recuento de lactobacilos, un género de bacterias abundante en el intestino delgado de muchos animales, incluidos los humanos. Consecuencia: con menos lactobacilos, los ratones eran más propensos a morir por infecciones intestinales y mostraban diversos signos de inflamación sistémica.

Un vínculo directo entre la amígdala y el intestino

Los investigadores también demostraron que el cerebro controla la actividad de las glándulas de Brunner utilizando el nervio vago como vía de comunicación. Este nervio, parte importante del sistema nervioso parasimpático, controla muchos sistemas orgánicos de todo el cuerpo y desempeña un papel clave en el descanso y la relajación. El equipo determinó que conecta las glándulas de Brunner con la amígdala, una zona del cerebro responsable de las respuestas emocionales. Concretamente, el miedo o la ansiedad hacen que la amígdala disminuya su actividad y envíe menos señales al nervio vago. Cuando esto ocurre, las glándulas de Brunner liberan menos mucosidad, lo que afecta a la inmunidad. De hecho, exponer a los ratones a estrés crónico tuvo el mismo efecto sobre la composición de su microbioma y su salud que extirpar quirúrgicamente las glándulas.

"Las glándulas de Brunner son más importantes de lo que se pensaba", comenta Hao Chang, autor principal de la Facultad de Medicina Icahn. "Como sistema único controlado por el nervio vago, enlazan directamente el cerebro con el microbioma intestinal".

Posibles terapias para la enfermedad inflamatoria intestinal

Los resultados podrían explicar por qué el estrés psicosocial aumenta la probabilidad de infección. Al mismo tiempo, ofrece nuevas formas de contrarrestar este fenómeno: estimular la amígdala o el nervio vago en los ratones estresados fue suficiente para normalizar la secreción de moco y revertir por completo los efectos del estrés en su microbioma intestinal e inmunidad. La administración de probióticos a los ratones también pareció suficiente para mitigar los efectos negativos del estrés.

El estudio tiene amplias implicaciones para comprender la relación entre los estados psicológicos, la salud intestinal y la inmunidad. Al proporcionar un mecanismo concreto por el que el cerebro controla el microbioma intestinal, ofrece una explicación a la bien documentada relación entre los trastornos mentales, como la ansiedad y la depresión, y las afecciones gastrointestinales e inmunitarias. Los investigadores están ahora muy interesados en las aplicaciones clínicas de sus hallazgos: "Creemos que las glándulas pueden ser importantes mediadores en la enfermedad inflamatoria intestinal", afirma el autor principal, Ivan de Araujo, del Instituto Max Planck de Cibernética Biológica. "Estudiarlas más a fondo puede aportar nuevos conocimientos sobre los mecanismos de la enfermedad y posibles terapias".

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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