Controlar el rechazo de órganos con células asesinas

Potencial terapéutico no sólo para la medicina de trasplantes

06.12.2023
Copyright: Karin Kaiser/MHH

Recurrir a células asesinas modificadas para combatir el rechazo de órganos tras un trasplante: Rainer Blasczyk, Britta Eiz-Vesper (centro) y Anna Dragon.

Un órgano donado permanece siempre extraño al organismo y es combatido por el sistema inmunitario. Para evitar el rechazo, hay que suprimir toda la defensa inmunitaria durante toda la vida. Un equipo de investigación de la MHH utiliza ahora células asesinas modificadas genéticamente precisamente contra las células inmunitarias que quieren destruir el trasplante.

Si un órgano sufre una enfermedad incurable y falla, la única opción terapéutica que queda es el trasplante. Sin embargo, el sistema inmunitario del receptor reconoce el órgano del donante como extraño por las características del tejido y lo ataca. Para evitar el rechazo, o al menos retrasarlo, hay que suprimir el sistema inmunitario de por vida. Estas terapias inmunosupresoras suelen actuar restringiendo la actividad de las células de defensa e impidiendo así la formación de anticuerpos y la activación de las células inmunitarias. Aunque este mecanismo protege el órgano donado, también facilita las infecciones causadas por virus, hongos y bacterias.

Un equipo de investigación dirigido por la Dra. Anna Christina Dragon, del Instituto de Medicina Transfusional e Ingeniería de Trasplantes de la Facultad de Medicina de Hannover (MHH), está desarrollando ahora un nuevo tipo de terapia celular para preservar la función del órgano sin eliminar simultáneamente toda la respuesta inmunitaria: en lugar de suprimir por completo la respuesta inmunitaria, como hasta ahora, la biomédica quiere eliminar específicamente sólo las células inmunitarias productoras de anticuerpos que provocan el rechazo del órgano. El proyecto está financiado por la Fundación Else Kröner-Fresenius con unos 280.000 euros a lo largo de 36 meses.

Las células B forman anticuerpos contra el trasplante

"La respuesta inmunitaria humoral de determinadas células B, que reconocen el trasplante como extraño, es en gran parte responsable del rechazo", explica el joven científico. Para ello son decisivas las estructuras de la superficie de las células corporales, los llamados antígenos leucocitarios humanos (HLA). Basándose en estas características de los tejidos, nuestro sistema inmunitario puede diferenciar entre tejidos propios y extraños. Cuanto más similares sean las características HLA del donante y el receptor del órgano, menor será el riesgo de rechazo. Sin embargo, las características HLA idénticas se encuentran casi exclusivamente en algunos hermanos. Si las características HLA extrañas del trasplante son reconocidas por células B con especificidad HLA antidonante, forman anticuerpos. Estos se unen a las células del órgano donado e inician su destrucción.

Las células T CORA deben garantizar la supervivencia del órgano

"Para eliminar estas células B productoras de anticuerpos antes de que puedan causar ningún daño, utilizamos otras células inmunitarias del paciente, las llamadas células T, que convertimos en células asesinas mediante modificación genética, de modo que eliminen con precisión las células B responsables que, de otro modo, producirían anticuerpos contra el trasplante", explica la Dra. Dragon. Para ello, dota a las células T de un receptor artificial. Éste consta de una molécula HLA externa, que se adhiere con precisión a la estructura anti-HLA de las células B, y una unidad de señalización interna. Este receptor guía entonces a la célula T asesina hacia las células B como un dispositivo de navegación. El científico denomina a estos ayudantes contra el rechazo de órganos células T CORA (células T que superan el rechazo por anticuerpos). "El enfoque es muy innovador y tiene el potencial de mejorar eficazmente la supervivencia a largo plazo del órgano donado tras el trasplante", subraya la profesora Dra. Britta Eiz-Vesper, inmunóloga del Instituto y experta en inmunoterapias.

Potencial terapéutico no sólo para la medicina de trasplantes

En un trabajo preliminar, la Dra. Dragon ya pudo demostrar en cultivos celulares que el principio funciona. Equipó las células T con un receptor de la característica HLA más común (HLA-A2) y pudo observar que estas células T CORA localizaban y destruían precisamente las células B que tenían los anticuerpos precisos contra HLA. Esto provocó una reducción significativa de la liberación de anticuerpos dañinos. Por el contrario, las células B con una especificidad diferente que también estaban presentes en el cultivo celular se salvaron por completo. Actualmente se están construyendo y probando otros dos receptores HLA. "Hay varios genes en el sistema HLA, que también existen en muchas variantes", dice el joven investigador. "Me estoy centrando en las variantes más importantes y más extendidas para el trasplante". El objetivo es crear pronto un banco de células T CORA con las variantes HLA más comunes y ponerlas después a disposición de los pacientes para realizar trasplantes personalizados.

"Este enfoque también ayudaría a mejorar el problema existente de las donaciones de riñón en vida en Alemania", subraya el director del Instituto, el profesor Dr. Rainer Blasczyk. En Alemania, sólo los familiares de primer y segundo grado, cónyuges o parejas pueden donar sus riñones. "Por tanto, los donantes no se seleccionan en función de si su órgano es compatible con el receptor, lo que genera enormes problemas a la hora de realizar un segundo trasplante como muy tarde", lamenta el médico especialista en trasplantes. "Con este enfoque completamente nuevo de las células T CORA, el problema hasta ahora no resuelto de las incompatibilidades HLA puede superarse y la supervivencia a largo plazo de los trasplantes está al alcance de la mano".

Galardonado con el premio Leonardo da Vinci

Los expertos también reconocen el potencial. En la reunión de la Sociedad Europea de Trasplante de Órganos (ESOT) celebrada en Atenas en septiembre, la joven científica fue distinguida por su trabajo con el máximo galardón, el Premio Leonardo da Vinci, dotado con 10.000 euros. Sin embargo, las aplicaciones potenciales van más allá de la medicina de trasplantes. "Siempre que las respuestas inmunitarias mediadas por anticuerpos causen problemas, el uso de estas células T asesinas podría ayudar", explica la profesora Eiz-Vesper. Además de las reacciones de rechazo, esto también se aplica a las alergias y las enfermedades autoinmunes. "Si intercambiamos las estructuras de reconocimiento de los receptores, en teoría podemos enviar las células asesinas contra todo tipo de células B productoras de anticuerpos", afirma el joven científico Dr. Dragon.

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