Un nuevo tratamiento ataca los tumores cerebrales desde múltiples ángulos

Los traidores vuelven a ser defensores

13.11.2024
University of Basel, Tomás A. Martins

Imagen microscópica de cortes transversales de tejido del cerebro de un ratón con un glioblastoma. Las células tumorales se muestran en turquesa, las células CAR-T inyectadas en el tumor en amarillo y las células inmunitarias (macrófagos y microglía) adyacentes al tumor en rosa.

El glioblastoma es el tipo de tumor cerebral maligno más frecuente en adultos. Hasta ahora, ningún tratamiento ha conseguido hacer desaparecer definitivamente este agresivo tumor. Las células tumorales son demasiado variadas y el microentorno demasiado favorable al tumor. Investigadores de la Universidad de Basilea y del Hospital Universitario de Basilea han desarrollado una inmunoterapia que no sólo ataca al tumor, sino que también vuelve su microentorno en su contra.

Desde hace algunos años, las células T CAR están dando un nuevo impulso a las inmunoterapias contra el cáncer. Cómo funciona: los expertos toman las células T del paciente y las reprograman en el laboratorio para que puedan reconocer estructuras de las células cancerosas con la ayuda de un receptor denominado receptor de antígeno quimérico (CAR). Una vez de vuelta en el cuerpo, las células T cazan y erradican las células cancerosas. Este método ya ha tenido mucho éxito en algunas formas de leucemia.

Pero los tumores sólidos, y especialmente los cerebrales, presentan obstáculos para el éxito de las células T CAR. En primer lugar, es difícil para los cazadores de cáncer entrar en un tumor. En segundo lugar, no todas las células cancerosas tienen necesariamente la estructura que las células T pueden reconocer y atacar. Y en tercer lugar, los tumores sólidos en el tejido humano tienen un microambiente que repele los ataques del sistema inmunitario. "Especialmente en el cerebro, donde las células T no se encuentran normalmente, el entorno es realmente hostil para ellas", explica el profesor Gregor Hutter, de la Universidad de Basilea y el Hospital Universitario de Basilea.

Tumores tenaces

Hutter y su equipo buscan formas de combatir el glioblastoma. Por desgracia, estos tumores cerebrales son tenaces y suelen reaparecer incluso después de una operación y un tratamiento. Sin embargo, el tiempo ganado con una operación podría aprovecharse para reprogramar en el laboratorio las células T del propio paciente en células T CAR. Inyectándolas directamente en el tumor que vuelve a crecer se evita el obstáculo de que las células T CAR no puedan llegar hasta el cáncer. Una vez dentro, las células T atacan a todas las células cancerosas portadoras de la estructura reconocida.

De pro a antitumoral

Las células T CAR desarrolladas por el equipo de Hutter tienen una característica adicional destinada a alterar el microentorno. Los investigadores también proporcionan a las células T terapéuticas el plano de una molécula. Esta molécula bloquea las señales que el tumor utiliza para secuestrar las células inmunitarias de su entorno para sus propios fines. Estas señales permiten al tumor convertir las células inmunitarias, o más concretamente la microglía y los macrófagos, en traidores a su propio cuerpo. En lugar de atacar al cáncer, impiden que el sistema inmunitario lo ataque.

Los traidores vuelven a convertirse en defensores

Una vez que la molécula implantada detiene estas señales tumorales, los macrófagos y la microglía pueden apoyar a las células T CAR en su ataque contra el glioblastoma, incluso contra las células cancerosas que carecen de la estructura específica reconocida.

Los ensayos con ratones en los que los investigadores implantaron células de glioblastoma humano ya han demostrado que el tratamiento tiene mucho éxito. Las células T CAR fueron capaces de eliminar todas las células cancerosas. El equipo de investigadores también probó el método contra el linfoma, que es un cáncer del sistema linfático. El tratamiento también resultó prometedor en estas pruebas.

Próximos estudios clínicos

Como siguiente paso, Hutter y su equipo quieren ofrecer el tratamiento a los pacientes en un primer estudio clínico para comprobar su eficacia y seguridad. "Dado que inyectamos el tratamiento localmente y no lo administramos a través del torrente sanguíneo, los efectos secundarios en el resto del cuerpo deberían ser limitados", afirma Gregor Hutter. Sin embargo, los posibles efectos secundarios sobre el sistema nervioso -que ya se conocen en otras terapias con células T CAR- y su reducción sólo podrán determinarse mediante estudios, añade.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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