Los autoanticuerpos provocan riesgo de infecciones víricas de por vida

19.07.2024
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Un nuevo estudio muestra que alrededor del dos por ciento de la población desarrolla autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1, sobre todo más tarde en la vida. Esto hace que los individuos sean más susceptibles a enfermedades víricas como la COVID-19. El estudio, realizado por investigadores del UZH junto con un equipo del USZ, se basa en el análisis de una gran colección de muestras históricas de sangre.

Las infecciones víricas desencadenan la liberación de interferones de tipo 1 por parte de las células del sistema inmunitario. Estas proteínas actúan como mensajeros tempranos que advierten a las células y tejidos no infectados de que un virus se está propagando. Esto permite que las células se preparen para luchar contra el virus cuando éste las alcance.

En las personas con un sistema de interferón de tipo 1 comprometido, pueden producirse infecciones víricas graves porque el organismo no puede montar una defensa completa. Investigaciones recientes han demostrado que entre el 5 y el 15 por ciento de las personas hospitalizadas por COVID-19 o gripe graves presentan una deficiencia en su respuesta al interferón de tipo 1. Esto se debe a que su sangre contiene autoantibióticos. Esto se debe a que su sangre contiene autoanticuerpos -anticuerpos dirigidos contra las propias estructuras de una persona- que se unen a los interferones de tipo 1 e impiden que el mensajero funcione.

Muestras únicas para el análisis de sangre

"Con nuestro estudio queríamos averiguar qué hace que el sistema inmunitario de algunas personas se vuelva contra sí mismo y también comprender las consecuencias de tener autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1", explica Benjamin Hale, director del estudio y profesor del Instituto de Virología Médica de la Universidad de Zúrich (UZH).

Su equipo de investigación utilizó una amplísima colección de muestras de sangre congelada del Estudio Suizo de Cohortes del VIH, donadas originalmente para la investigación de la infección por VIH. Analizaron las muestras de unos 2.000 adultos que habían donado muestras de sangre dos veces al año durante varias décadas. "Este estudio sólo fue posible gracias a este biobanco único de muestras de sangre longitudinales almacenadas y datos clínicos bien conservados", afirma Hale. El hecho de que los donantes fueran personas que vivían con el VIH no tuvo ninguna relevancia para los resultados, porque en esta cohorte el virus estaba suprimido por el tratamiento.

El envejecimiento de la población es vulnerable

En primer lugar, el equipo de la UZH analizó las muestras de sangre para detectar la presencia de autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1, con el fin de averiguar quién había desarrollado los autoanticuerpos, cuándo había ocurrido y cuánto tiempo habían durado en la sangre.

El análisis reveló que alrededor del dos por ciento de los individuos producían autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1 a lo largo de su vida y que esto ocurría normalmente entre los 60 y los 65 años. Esto confirma estudios anteriores que informaban de que la prevalencia de autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1 podría aumentar con la edad.

A continuación, mediante el estudio de los datos clínicos, los investigadores del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Epidemiología Hospitalaria del Hospital Universitario de Zúrich (USZ) también fueron capaces de comprender qué factores contribuían al desarrollo de autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1. Los individuos que los desarrollaron parecían tener una edad avanzada. Los individuos que los desarrollaron parecían ser propensos a producir también anticuerpos contra otras proteínas formadas por su propio organismo. Esta denominada pérdida de autotolerancia puede producirse en algunas personas a medida que envejecen. "Estos individuos pueden producir anticuerpos contra sus propios interferones de tipo 1 porque a la vez son propensos a fabricar autoanticuerpos y están expuestos a altos niveles de interferones de tipo 1, por ejemplo porque su sistema inmunitario produce interferones contra otras infecciones en ese momento", supone Hale.

Consecuencias de por vida de los autoanticuerpos

Es importante destacar que el estudio descubrió que, una vez desarrollados, estos autoanticuerpos permanecían detectables en la sangre de los individuos durante el resto de su vida. Las personas con autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1, incluso cuando los habían desarrollado ya en 2008, tenían más probabilidades de padecer COVID-19 grave en 2020. "Estos autoanticuerpos tienen consecuencias para los individuos décadas más tarde, ya que conducen a un sistema de interferón de tipo 1 comprometido y a una inmunidad reducida contra los virus", afirma Hale.

La comprensión de estos factores de riesgo podría conducir a futuras pruebas diagnósticas capaces de identificar a los individuos de más edad que son más propensos a desarrollar esta deficiencia y, por tanto, ayudar con medidas para evitar que los autoanticuerpos lleguen a desarrollarse. La identificación de individuos con autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1 también podría ayudar a dar prioridad a estas personas a la hora de recibir vacunas o antivirales para prevenir infecciones víricas graves.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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