Descubierta una nueva enfermedad: cómo el sistema inmunitario destruye el cerebelo

Un estudio identifica nuevos autoanticuerpos en el líquido cefalorraquídeo como posible biomarcador de la cerebelitis de evolución rápida

03.06.2024
Copyright: Karin Kaiser/MHH

Se ha descubierto una nueva forma de cerebelitis grave causada por autoanticuerpos: El neurólogo Dr. Kurt-Wolfram Sühs.

La ataxia cerebelosa es un trastorno neurológico del cerebelo. Esta importante zona situada en la parte posterior del cerebro actúa como un conductor, por así decirlo, coordinando nuestros movimientos y manteniéndonos en equilibrio. Esta capacidad se ve afectada en la ataxia cerebelosa. Las personas afectadas pueden tener dificultades para andar, hablar y agarrar o incluso para controlar los movimientos oculares. En algunos casos, el daño empieza gradualmente y se desarrolla a lo largo de los años. Puede tener varias causas, a menudo genéticas. Sin embargo, los accidentes cerebrovasculares o los tumores también pueden ser desencadenantes. Un equipo de investigación dirigido por el Dr. Kurt-Wolfram Sühs, médico jefe del Departamento de Neurología con Neurofisiología Clínica de la Facultad de Medicina de Hannover (MHH), ha descubierto ahora un nuevo tipo de ataxia cerebelosa. Está causada por un autoanticuerpo específico y, a diferencia de los subgrupos conocidos hasta ahora, progresa muy rápidamente.

El autoanticuerpo (anti-DAGLA) se dirige contra las células cerebelosas y provoca una inflamación grave con los síntomas correspondientes. Los investigadores lo descubrieron en el líquido cefalorraquídeo de cuatro pacientes de entre 18 y 34 años que padecían trastornos pronunciados de la marcha, el habla y la visión. Los exámenes de resonancia magnética mostraron una pérdida significativa de sustancia en el cerebelo afectado. Tras el tratamiento con antiinflamatorios e inmunoterapia con el principio activo rituximab, utilizado con éxito desde hace varios años para tratar enfermedades autoinmunes, tres de los cuatro pacientes mostraron una mejora duradera de su estado de salud. Los resultados del estudio, realizado en colaboración con otras clínicas de Bélgica, Alemania, Luxemburgo y Austria, se han publicado en el "Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry".

Rápida progresión de la enfermedad

"Las cuatro personas afectadas eran independientes y sanas antes de la aparición de la enfermedad", afirma el profesor Sühs. Los neurólogos detectaron en todos ellos un número muy elevado de células de defensa en el líquido cefalorraquídeo, lo que en realidad indica una infección bacteriana o vírica. Esto también lo corroboraba la rápida progresión de la enfermedad: el paciente de 18 años, por ejemplo, presentaba síntomas graves en dos semanas, veía doble y tenía importantes trastornos del movimiento. "Sin embargo, como no pudimos detectar ninguna bacteria ni virus, hicimos analizar el suero sanguíneo y el líquido cefalorraquídeo en el propio laboratorio de líquido cefalorraquídeo del MHH", añade el neurólogo.

Esto llevó a sospechar que se trataba de un autoanticuerpo, y los autoanticuerpos anti-DAGLA responsables de la destrucción de las células nerviosas del cerebelo se descubrieron finalmente como parte del trabajo de investigación conjunto. Los investigadores aportaron una de las pruebas decisivas cargando lanzaderas genéticas virales con el modelo de la proteína DAGLA y colocándolas en cultivos celulares. En las células, las lanzaderas genéticas descargaron su plano, las células lo convirtieron y produjeron la proteína DAGLA en su superficie. A continuación, las muestras de líquido cefalorraquídeo y suero sanguíneo de los cuatro pacientes se colocaron en estos cultivos celulares. El resultado: allí donde las células habían producido la proteína en su superficie, se acopló el autoanticuerpo anti-DAGLA, que pudo visualizarse en un patrón de tinción especial bajo un microscopio de fluorescencia. Este método de inmunofluorescencia indirecta se considera la técnica estándar para la detección de autoanticuerpos. Por el contrario, la comparación con muestras de suero sanguíneo y líquido cefalorraquídeo de personas sanas y pacientes con otras enfermedades neurológicas reveló o bien la ausencia total de actividad de unión, ya que no había anticuerpos anti-DAGLA en el líquido cefalorraquídeo. O bien sus anticuerpos se acoplaban a una región diferente de la proteína DAGLA. "Esto significa que el autoanticuerpo anti-DAGLA que hemos descubierto se une de forma muy específica y, por tanto, es adecuado como biomarcador de esta forma de ataxia cerebelosa", explica el profesor Sühs.

La detección precoz es crucial para el diagnóstico y la terapia

"Sin embargo, hasta que las pruebas se establezcan en la práctica rutinaria, podría ser difícil distinguir entre estos dos grupos de autoanticuerpos anti-DAGLA", sospecha el profesor Sühs. Por tanto, a efectos de diagnóstico, recomienda que sólo se consideren marcadores de una nueva forma de cerebelitis progresiva aquellos autoanticuerpos anti-DAGLA que se hayan detectado en el líquido cefalorraquídeo con los correspondientes signos de la enfermedad. "Sin embargo, la detección precoz de autoanticuerpos anti-DAGLA en el líquido cefalorraquídeo puede ser decisiva para el diagnóstico de esta cerebelitis rápidamente progresiva y el inicio de un tratamiento inmediato", subraya el neurólogo.

Como la cohorte era muy pequeña, con sólo cuatro pacientes que padecían esta nueva forma, se necesitan más estudios con más pacientes para verificar la importancia diagnóstica de los autoanticuerpos anti-DAGLA y optimizar las recomendaciones de tratamiento. Por ejemplo, aún no está claro si los autoanticuerpos se acoplan a la superficie y qué mecanismos moleculares desencadenan: si desactivan la proteína en sí o si indican a otras células inmunitarias que destruyan la célula cerebelosa afectada a través de la conexión.

"Hasta ahora, sólo hemos podido suprimir la reacción autoinmune de forma relativamente no dirigida, por ejemplo eliminando los autoanticuerpos del organismo mediante un lavado de sangre o utilizando el fármaco rituximab para destruir las células B del sistema inmunitario, que son las responsables de la formación de los autoanticuerpos una vez que han madurado", afirma el profesor Sühs. El objetivo es desarrollar una terapia que sólo se dirija a las células patógenas de la defensa inmunitaria que realmente forman los autoanticuerpos anti-DAGLA y destruyen las células cerebelosas.

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