Cómo la paternidad confiere superpoderes al cerebro

"¿Mamáaaaaa? ¿Has firmado el examen de música, has empaquetado la merienda, le has preguntado a María si puede venir a jugar y DÓNDE está lo mío?". ¿Quién demonios se supone que puede tener todas estas cosas y 20.000 más en su pantalla y responder de forma competente a preguntas tan poco concretas? Sorpresa: ¡mamá puede! Porque mamá se siente como varias personas en una, tiene un cerebro de elefante y, en general, es la mejor. Igual que papá. De todas formas, él es Superman. ¿Verdad que sí?

La doctora Julia Zwank, catedrática de Psicología Empresarial y experta en psicología del desarrollo, responde a preguntas fascinantes sobre la paternidad.

Dicen que las madres lo tienen todo en la cabeza. ¿Es un prejuicio o es verdad?

"Si observamos el cerebro de una madre y el de una mujer sin hijos en un escáner cerebral, podemos ver con bastante claridad cuál es cuál. ¿No es fascinante? Los cambios que se producen en el cerebro con la paternidad son los más importantes de toda la vida adulta y pueden compararse a los que se producen durante la pubertad.

La naturaleza remodela literalmente nuestro cerebro para prepararnos para nuestro papel de cuidadores de un ser vulnerable. Ya durante el embarazo, por ejemplo, vemos que la materia gris del cerebro disminuye en ciertas zonas y aumenta en otras, lo que continúa después del nacimiento. Los padres tienen redes neuronales más fuertes que los no padres, lo que se asocia a una mayor vigilancia ante las amenazas, por ejemplo. Estos cambios en el cerebro son tan significativos que un algoritmo informático puede incluso predecir con exactitud si una mujer es madre o no basándose en los cambios neuroanatómicos.

Estos intensos cambios se producen en un periodo de tiempo relativamente corto. Cuando nace un niño, nace también una madre que es entonces una mujer diferente a la de antes: con un cerebro recableado".

¿Cuándo empieza el cerebro a adaptarse al modo de paternidad?

"El proceso comienza durante el embarazo y continúa después del nacimiento. Los estudios demuestran que en los momentos de cercanía entre los bebés y sus padres, sus funciones corporales se sincronizan. Esto ocurre siempre que estamos felices juntos, cuando nos miramos a los ojos y sentimos una alegría compartida. Un ejemplo de ello es la madre que sonríe cariñosamente al bebé en el cambiador o el padre que baila con el bebé en brazos o juega con entusiasmo al "cu-cu", una y otra vez.

Esta sincronización no sólo favorece el desarrollo del cerebro, sino que también permite madurar las funciones físicas. Hay distintos niveles de coordinación entre padres e hijo: los ritmos cardíacos de la madre o el padre y el niño se sincronizan en milisegundos, por ejemplo, lo que indica una profunda conexión física y favorece el desarrollo del organismo y las funciones físicas del niño. En esos momentos, los corazones realmente "laten al compás". Padres y bebés tienen niveles similares de oxitocina, la "hormona del amor", lo que refuerza aún más su vínculo. Incluso las ondas cerebrales parecen sincronizarse en estos momentos de cercanía.

Esta sincronía favorece fundamentalmente el desarrollo del niño y ayuda a que el sistema de estrés madure gradualmente. Si vamos más allá, también influye en la capacidad del niño para convertirse algún día en un padre cariñoso y empático para la siguiente generación. Esto demuestra lo importante que es la cercanía real para el desarrollo cerebral del niño, y para el de los padres".

¿Lo tienen todas las madres? ¿Y los padres? ¿Cambia también el cerebro de los hombres durante los embarazos o con la llegada del recién nacido?

"El impulso para esta remodelación cerebral se produce durante el embarazo, con sus fuegos artificiales hormonales. Pero los cambios cerebrales no sólo se producen en las madres. También se observan en padres, padres adoptivos y cuidadores cercanos. Lo que importa aquí es la calidad de la interacción. Porque los comportamientos que favorecen esta sincronización entre adulto e hijo y, por tanto, el desarrollo cerebral de padres e hijos tienen algo en común: se producen en conexión y en interacciones sociales positivas. Cercanía, contacto visual y tacto suave. Padres que cogen en brazos, llevan en brazos, cantan y abrazan a sus bebés. Padres sensibles y atentos al llanto de sus bebés. Padres que observan el mundo interior de sus bebés con curiosidad. Son estas interacciones cariñosas y atentas las que no sólo refuerzan el vínculo entre padres e hijos, sino que también forman la base del desarrollo sano del cerebro del niño y de los padres".

Entonces, ¿qué hacen mejor que los demás los padres con cerebros nuevos?

"En el cerebro se desarrolla una especie de red, que algunos investigadores denominan incluso 'red parental global'. Esto hace que los padres puedan adaptarse a sus bebés y aprender a leer sus necesidades. Muchos padres empiezan a ver de repente todos los peligros potenciales de la vida cotidiana: el borde afilado, el andamio alto, la uva demasiado grande que podría tragarse al niño. Este es el estado de alerta y sensibilidad que se acentúa en el cerebro de los padres. O piense en las mamás y los papás que distinguen los distintos sonidos que hace su hijo, saben cuándo tiene hambre, está cansado o quiere que le cojan en brazos. O padres que acunan a su recién nacido durante horas a las 2 de la mañana, aunque ellos mismos estén completamente agotados. El cerebro parental es como una especie de superpoder del que nos dota la naturaleza. Con el que podemos asegurar la supervivencia de un ser pequeño e indefenso".

Así que, durante un cierto tiempo, estamos más atentos, somos más eficientes, más persistentes y también nos las arreglamos con menos horas de sueño. ¿Vuelve el cerebro a los ajustes de fábrica en algún momento o sigue siendo un cerebro padre de por vida?

"Los estudios actuales a largo plazo indican que estos cambios estructurales y funcionales persisten".

¿Qué papel desempeñan los padres?

"Durante mucho tiempo se creyó que un niño "sólo necesita una madre cariñosa". Pero eso está muy lejos de la realidad. La influencia del padre es mayor de lo que mucha gente cree. Los niños que crecen con padres cariñosos tienen muchas menos probabilidades de abandonar la escuela o acabar en la cárcel que los niños cuyo padre está ausente y que no tienen ningún otro modelo masculino. Cuando los niños tienen relaciones estrechas con figuras paternas, es menos probable que adopten conductas de riesgo y son significativamente menos agresivos o delincuentes en la adolescencia. De adultos, tienen muchas más probabilidades de tener trabajos bien remunerados y relaciones estables y sanas. También suelen obtener mejores resultados en las pruebas de inteligencia a los tres años y sufren menos problemas de salud mental a lo largo de su vida.

Sin embargo, siempre me preocupa la influencia de un padre cuando rechaza. Un estudio a gran escala realizado en varios países ha demostrado que los niños que son rechazados por su padre son significativamente más ansiosos, inseguros, agresivos hacia los demás y más hostiles que los niños que experimentan un padre cariñoso. Lo realmente emocionante es que un padre que rechaza tiene una influencia negativa mucho mayor que una madre que rechaza".

¿Qué significa "cariñoso"? ¿Y cuándo un padre es un padre activo?

Se trata sobre todo del tiempo que pasan juntos, pero la calidad del tiempo es más importante que la cantidad. Ver la televisión juntos, por ejemplo, no ayuda mucho aquí. Lo que cuenta son las experiencias compartidas, experiencias que generen emociones positivas. Los estudios demuestran que los padres que viven juntos con sus hijos y participan en acontecimientos importantes tienen una influencia positiva mucho mayor que los padres que pasan mucho tiempo viajando o viviendo en otro lugar.

¿Puede un padre decidir más tarde participar activamente en la vida de sus hijos y seguir teniendo un efecto positivo, o el tren abandona la estación a cierta edad?

"Los primeros años de vida son sin duda los más formativos. Pero incluso si el tren ya se ha puesto en marcha, todavía podemos correr detrás de él y subir a bordo. Nunca es demasiado tarde. Nuestro cerebro es plástico, es decir, cambia en función de las experiencias que vivimos. Independientemente de la constelación familiar, los niños se benefician de adultos atentos y comprometidos, y los adultos también se benefician de sus hijos, que llevan sus cerebros al máximo rendimiento y les aportan habilidades adicionales asombrosas, que a su vez les benefician durante toda su vida. Cuando nace un bebé, no sólo nace un bebé, sino también dos padres".

Seamos claros: mamá y papá SON superhéroes. Tienen que serlo, porque tienen superpoderes científicamente probados. Y cuanto más comprometidos estén con su papel, más pronunciados serán sus superpoderes.