Se extiende entre las bacterias una resistencia a los antibióticos desconocida hasta ahora
"Hemos identificado nuevos genes de resistencia en lugares donde hasta ahora no se habían detectado"
"Hemos identificado nuevos genes de resistencia en lugares donde hasta ahora no se habían detectado. Estos genes pueden constituir una amenaza ignorada para la salud humana", afirma Erik Kristiansson, profesor del Departamento de Ciencias Matemáticas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antibióticos es una de las mayores amenazas para la salud mundial. Cuando las bacterias se vuelven resistentes a los antibióticos, resulta difícil o imposible tratar enfermedades como la neumonía, las infecciones de heridas, la tuberculosis y las infecciones urinarias. Según el Grupo Interinstitucional de Coordinación de la Resistencia a los Antimicrobianos (IACG) de la ONU, 700.000 personas mueren cada año por infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos.
Buscando genes de resistencia en nuevos entornos
Hace tiempo que se estudian los genes que hacen resistentes a las bacterias, pero tradicionalmente se ha centrado la atención en identificar los genes de resistencia que ya prevalecen en las bacterias patógenas. En cambio, en el nuevo estudio de Suecia, los investigadores han examinado grandes cantidades de secuencias de ADN de bacterias para analizar nuevas formas de genes de resistencia con el fin de comprender lo comunes que son. Han rastreado los genes en miles de muestras bacterianas de distintos entornos, dentro y sobre las personas, en el suelo y procedentes de plantas de tratamiento de aguas residuales. El estudio ha analizado un total de 630.000 millones de secuencias de ADN.
"Los datos requieren un gran procesamiento antes de poder obtener información. Hemos utilizado la metagenómica, una metodología que permite analizar grandes cantidades de datos", explica Juan Inda Díaz, estudiante de doctorado del Departamento de Ciencias Matemáticas y autor principal del artículo.
El estudio demostró que los nuevos genes de resistencia a los antibióticos están presentes en bacterias de casi todos los entornos. Esto incluye también nuestros microbiomas -los genes de las bacterias que se encuentran dentro y sobre las personas- y, lo que es más alarmante, las bacterias patógenas, que pueden provocar más infecciones difíciles de tratar. Los investigadores descubrieron que los genes de resistencia de las bacterias que viven sobre y dentro de las personas y en el medio ambiente eran diez veces más abundantes que los conocidos hasta ahora. Y de los genes de resistencia hallados en bacterias del microbioma humano, el 75% no se conocían previamente.
Los investigadores subrayan la necesidad de conocer mejor el problema de la resistencia a los antibióticos.
"Antes de este estudio, no se conocía en absoluto la incidencia de estos nuevos genes de resistencia. La resistencia a los antibióticos es un problema complejo, y nuestro estudio demuestra que necesitamos mejorar nuestra comprensión del desarrollo de la resistencia en las bacterias y de los genes de resistencia que podrían constituir una amenaza en el futuro", afirma Kristiansson.
Con la esperanza de prevenir brotes bacterianos en el sector sanitario
El equipo de investigación trabaja actualmente en la integración de los nuevos datos en el proyecto internacional EMBARK (Establishing a Monitoring Baseline for Antibiotic Resistance in Key environments). El proyecto está coordinado por Johan Bengtsson-Palme, profesor adjunto del Departamento de Ciencias de la Vida de Chalmers, y su objetivo es tomar muestras de fuentes como las aguas residuales, el suelo y los animales para hacerse una idea del modo en que la resistencia a los antibióticos se propaga entre los seres humanos y el medio ambiente.
"Es esencial que las nuevas formas de genes de resistencia se tengan en cuenta en las evaluaciones de riesgos relacionadas con la resistencia a los antibióticos. El uso de las técnicas que hemos desarrollado nos permite vigilar estos nuevos genes de resistencia en el medio ambiente, con la esperanza de poder detectarlos en bacterias patógenas antes de que sean capaces de causar brotes en un entorno sanitario", afirma Bengtsson-Palme.
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