La madre y el niño son vulnerables a la exposición a disruptores endocrinos
Un equipo de investigación canadiense destaca la sensibilidad de la placenta a estos contaminantes ambientales durante el embarazo
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Esto es lo que ha demostrado un grupo de investigadores del Institut national de la recherche scientifique (INRS), la Université TELUQ y la Queen's University, que han realizado una revisión exhaustiva de la literatura sobre más de una docena de los disruptores endocrinos (DE) más comunes, así como de varios cuyos efectos son menos conocidos. Se centraron en las sustancias que han demostrado afectar al sistema reproductivo, al metabolismo y al desarrollo de las glándulas mamarias durante el embarazo. Su trabajo se publica en Environmental Research.
"La idea era demostrar que, durante el periodo de embarazo, no hay una sola persona afectada por los disruptores endocrinos, ¡sino dos! Queríamos poner de manifiesto la co-sensibilidad de la madre y su hijo a estos contaminantes ambientales que están por todas partes", dice la profesora Isabelle Plante, autora principal del estudio e investigadora en toxicología ambiental del INRS. También es codirectora del Centro Intersectorial de Análisis de Disruptores Endocrinos (ICEDA).
Derrotar las barreras de defensa de la placenta
El embarazo es un proceso complejo que implica importantes cambios fisiológicos para la madre y el niño. Este periodo de la vida está regulado por diversas hormonas y vías de señalización. Por lo tanto, es una ventana de oportunidad especialmente sensible a la alteración por contaminantes externos.
Al recopilar los estudios existentes, los investigadores destacaron el papel de la placenta y su vulnerabilidad a los SU. La placenta es el regulador de la fisiología materna y del desarrollo del feto durante el embarazo. Produce las hormonas necesarias para el embarazo. Cualquier alteración en su funcionamiento afecta a la salud de la madre y de su hijo a corto, medio e incluso largo plazo. Un mal funcionamiento de la placenta puede provocar complicaciones de salud más adelante, como diabetes, obesidad u otras enfermedades crónicas.
"La vida perinatal, incluyendo el embarazo, es un periodo importante de desarrollo porque es en este momento cuando se ponen en marcha los mecanismos que serán útiles a lo largo de la vida del niño e incluso de la madre. Así, la alteración de la placenta por los DE puede tener efectos invisibles que sólo se observarán más adelante en la vida", explica la profesora del INRS Cathy Vaillancourt, coautora del artículo, especializada en la implicación de los factores ambientales en la endocrinología de la placenta humana. También es miembro del comité científico del ICEDA y directora del RISUQ.
Los investigadores también descubrieron que la exposición materna temprana a determinados disruptores endocrinos puede afectar al desarrollo de las glándulas mamarias de los bebés no nacidos. Esto puede hacerlos más propensos a desarrollar cáncer de mama en la edad adulta. Este es el caso del bisfenol A (BPA), que se encuentra en algunos plásticos de uso alimentario, y del dietilestilbestrol (DES), un estrógeno sintético que se ha utilizado ampliamente en las mujeres para el tratamiento de la menopausia o para evitar el riesgo de complicaciones en el embarazo.
La exposición a los disruptores endocrinos también puede estar relacionada con el riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
Falta de concienciación
"Muchas mujeres creen ser conscientes de los disruptores endocrinos y de sus efectos sobre la salud, pero pocas hacen cambios en su estilo de vida", dice Plante. "Por ejemplo, algunas dejan de maquillarse durante el embarazo, pero siguen tiñéndose el pelo o usando lociones y cremas en el cuerpo".
Se sospecha que casi miles de moléculas interfieren en los receptores hormonales o en la producción de hormonas, pero seguro que hay cientos de miles más. Por ello, los investigadores se centraron en moléculas conocidas y en otras menos conocidas, como las presentes en los líquidos que salen del agua de fracturación durante la exploración petrolífera.
"El mensaje que queremos enviar, como científicos, es que las mujeres embarazadas o que quieren tener hijos son especialmente vulnerables a los disruptores endocrinos. Deben ser conscientes de los efectos que estos contaminantes pueden tener, no sólo en su salud, sino también en la de su futuro hijo", concluye el profesor Plante.
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