Genes vinculados a la prolongación de la vida humana
Un grupo de genes que desempeñan un papel esencial en la construcción de componentes de nuestras células también puede influir en la vida humana
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El Dr. Nazif Alic (Instituto de Envejecimiento Saludable de la UCL), coautor del estudio, ha declarado lo siguiente "Ya hemos comprobado, gracias a extensas investigaciones anteriores, que la inhibición de ciertos genes implicados en la fabricación de proteínas en nuestras células puede prolongar la vida en organismos modelo como la levadura, los gusanos y las moscas. Sin embargo, en los seres humanos se ha visto que la pérdida de función de estos genes provoca enfermedades, como los trastornos del desarrollo conocidos como ribosomopatías.
"Aquí hemos descubierto que la inhibición de estos genes también puede aumentar la longevidad en las personas, quizá porque son más útiles al principio de la vida antes de causar problemas al final de la misma".
Los genes están implicados en la maquinaria de síntesis de proteínas de nuestras células, que es esencial para la vida, pero los investigadores dicen que puede ser que no necesitemos tanto de su efecto al final de la vida. Los genes parecen ser un ejemplo de pleiotropía antagónica, en la que los genes que acortan nuestra vida se seleccionan en la evolución si nos ayudan al principio de la vida y durante los años de maternidad.
Los investigadores revisaron los datos genéticos de estudios anteriores en los que participaron 11.262 personas que habían vivido una vida excepcionalmente larga, hasta una edad superior al percentil 90 de su cohorte. Descubrieron que las personas con una actividad reducida de ciertos genes tenían más probabilidades de vivir vidas muy largas. Los genes están relacionados con dos enzimas de la ARN polimerasa (Pols) que transcriben los ARN ribosómicos y de transferencia, a saber, Pol I y Pol III, así como con la expresión de los genes de las proteínas ribosómicas.
Los científicos hallaron pruebas de que los efectos de los genes estaban vinculados a su expresión en órganos específicos, como la grasa abdominal, el hígado y el músculo esquelético, pero también descubrieron que el efecto sobre la longevidad iba más allá de las asociaciones con cualquier enfermedad específica relacionada con la edad.
Los resultados se suman a las pruebas de que fármacos como la rapamicina, un regulador inmunitario que actúa inhibiendo la Pol III, pueden ser útiles para promover una vida sana.
La profesora Karoline Kuchenbaecker (Instituto de Genética de la UCL) dijo: "La investigación sobre el envejecimiento en organismos modelo, como las moscas, y en los seres humanos suelen ser esfuerzos separados. Aquí intentamos cambiar esta situación. En las moscas podemos manipular experimentalmente los genes del envejecimiento e investigar sus mecanismos. Pero, en última instancia, queremos entender cómo funciona el envejecimiento en los seres humanos. Unir los dos campos utilizando métodos como la aleatorización mendeliana tiene el potencial de superar las limitaciones de ambos campos".
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