La genética y el microbioma intestinal determinan la susceptibilidad a la esclerosis múltiple

Un estudio muestra por primera vez el vínculo entre la genética, el microbioma intestinal y la esclerosis múltiple en ratones

29.10.2020 - Alemania

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune del sistema nervioso que afecta a más de dos millones de personas en todo el mundo. En el curso de la enfermedad, el sistema inmunológico ataca la capa aislante de las células nerviosas, y se desarrollan centros de inflamación en el cerebro y la médula espinal, que con el tiempo pueden conducir a graves síntomas neurológicos. Las causas exactas de la EM aún no han sido determinadas. Además de la predisposición genética, se cree que las infecciones virales y también las influencias ambientales como la nutrición son responsables de la EM. Cada vez hay más pruebas de que el microbioma del intestino, es decir, todos los microorganismos que viven en el intestino, desempeña un papel en muchas enfermedades autoinmunes y también podría ser una causa de la EM. Un equipo de investigación germano-estadounidense en el que participan la profesora Hauke Busch y el Dr. Axel Künstner del Instituto de Dermatología Experimental de Lübeck (LIED) del Centro Médico Universitario Schleswig-Holstein (UKSH), Campus Lübeck, y la Universidad de Lübeck (UzL), ambos miembros del Grupo de Excelencia "Medicina de Precisión en Inflamación Crónica" (PMI), ha logrado demostrar por primera vez una relación entre el microbioma, la genética y la esclerosis múltiple en ratones. El equipo dirigido por el Dr. Dimitry Krementsov de la Universidad de Vermont publicó recientemente los resultados en línea en la renombrada revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

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En su estudio, los investigadores pudieron demostrar que los ratones tienen una susceptibilidad diferente a la EM dependiendo de sus características genéticas, que también se ve influenciada por el microbioma intestinal y el metabolismo de las bacterias intestinales. Para ello, examinaron los ratones que se ven particularmente afectados por la EM debido a una predisposición genética y los compararon con ratones que se ven afectados por la EM en menor medida o no se ven afectados en absoluto debido a su predisposición genética. En el microbioma con EM grave, los investigadores encontraron una mayor presencia de la especie bacteriana Lactobacillus reuteri.

"Entonces quisimos averiguar si estas bacterias sólo están presentes como resultado de las características genéticas, o si ellas mismas tienen un impacto en la susceptibilidad a la EM", dijo el Prof. Busch, miembro de la junta del Cluster de Excelencia PMI y jefe del grupo de trabajo "Biología de Sistemas de Enfermedades Inflamatorias" en el LIED. Para investigar esto, los investigadores transfirieron muestras del microbioma intestinal, es decir, mezclas bacterianas que fueron enriquecidas con Lactobacillus reuteri, así como muestras sin este enriquecimiento, a ratones sin su propio microbioma intestinal. El microbioma enriquecido con Lactobacillus reuteri condujo efectivamente a un aumento de la gravedad de la EM en estos ratones. "Así pudimos demostrar que las propias bacterias intestinales también influyen en la gravedad de la enfermedad", dijo Busch.

"Debido a su influencia positiva en la digestión, el Lactobacillus re uteri se utiliza a menudo como probiótico. En nuestro estudio, precisamente esta bacteria es sorprendentemente la "mala". Esto muestra el importante papel que la nutrición, que en última instancia también influye en el microbioma, podría desempeñar en la prevención y el tratamiento de la EM", dijo el principal científico bioinformático del estudio, el Dr. Axel Künstner, científico del grupo de trabajo "Biología de Sistemas de Enfermedades Inflamatorias" del LIED y también miembro del Cluster de Excelencia PMI. "Nuestras observaciones dejan claro lo importante que es que, además de la genética, se consideren también otros factores como el microbioma intestinal y la nutrición en relación con el origen y la progresión de enfermedades complejas como la esclerosis múltiple", añadió Künstner.

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